Google se defiende del intento del Departamento de Justicia de Estados Unidos por desmantelar su dominio en Internet, justo en un momento en que la compañía atraviesa una transformación clave impulsada por la inteligencia artificial.
El gigante estadounidense enfrenta un proceso legal en el que se discutirán tanto las implicaciones tecnológicas como los posibles cambios legales, después de que el juez federal Amit Metha determinó el año pasado que su motor de búsqueda opera como un monopolio ilegal.
Los abogados de la compañía argumentan que, en todo caso, solo serían necesarias medidas menores. Señalan que la rápida evolución de la inteligencia artificial ya está modificando el panorama de las búsquedas en línea, con nuevas tecnologías conversacionales desarrolladas por startups que podrían alterar el equilibrio del sector.
Lee-Anne Mulholland, vicepresidenta de asuntos regulatorios de Google, criticó las propuestas del gobierno al considerar que las empresas involucradas solo buscan acceso a la tecnología de Google sin invertir en innovación propia. También cuestionó que no se ha demostrado cómo estas medidas beneficiarían a los consumidores.
Tras los alegatos, el juez Metha tomará el verano para deliberar y planea emitir un fallo antes del Día del Trabajo. Google ya ha anunciado que apelará la decisión que califica a su buscador como monopolio, aunque no podrá hacerlo hasta que se emita una orden correctiva.
Ambas partes coinciden en que la inteligencia artificial marcará un punto de inflexión en la industria, pero tienen posturas opuestas sobre su impacto. El Departamento de Justicia considera que la IA, por sí sola, no reducirá el poder de Google y que se requieren restricciones legales adicionales. Argumenta que el buscador es el principal impulsor del valor de Alphabet, su empresa matriz, que actualmente está valorada en dos billones de dólares.
Como parte de su estrategia, Google ha comenzado a integrar inteligencia artificial en su buscador para convertirlo en un motor de respuestas, lo que le ha permitido mantener su liderazgo frente a nuevos competidores como OpenAI y Perplexity.
El caso también ha generado reacciones de actores clave como Apple, desarrolladores de aplicaciones móviles, académicos del derecho y aceleradoras de startups. Apple, que recibe más de 20 mil millones de dólares al año por permitir que Google sea el buscador predeterminado en sus dispositivos, advirtió que prohibir estos acuerdos afectaría sus inversiones en investigación y desarrollo.
La App Association, que representa principalmente a pequeños desarrolladores de software, también se pronunció en contra de las propuestas del Departamento de Justicia por el posible impacto negativo sobre el ecosistema tecnológico.
En contraste, la aceleradora Y Combinator presentó argumentos a favor de una reestructuración flexible de Google. Afirmó que el poder de la compañía ha limitado las inversiones de capital de riesgo en sectores que considera parte de su zona de influencia exclusiva.
Y Combinator subrayó que las startups necesitan canales libres de restricciones y prácticas de auto-favorecimiento. Según la aceleradora, Google ha cerrado los principales canales de distribución, lo que ha congelado por más de una década los mercados de búsqueda general y publicidad basada en búsquedas.