El proyecto de supercomputadora decretado por Obama, realizará 1 trillón de operaciones por segundo es decir, un 1 con 18 ceros, esto es, lo que mide en km la Vía Láctea.
El poder que significa procesar 1 trillón de operaciones también es equivalente a más del doble de segundos de toda la historia del universo.
De esta Iniciativa de Computación Estratégica Nacional surgirá la mayor supercomputadora jamás conocida, muy superior a la actual Tianhe-2 que encabeza actualmente la lista de las más poderosas.
La nueva supercomputadora dará inicio a la era del Exaflop, unidad que mide el mencionado 1 con 18 ceros para realizar operaciones por segundo.
Esta inmensa capacidad de procesamiento seguramente tendrá un impacto expansivo en todos los órdenes y niveles del economía, la industria y la sociedad en su conjunto.
Particularmente en el sector de la medicina, este fenómeno tendrá un efecto ‘transversal, sobre todo en enfermedades complejas como el cáncer para analizar el efecto sinérgico de las drogas’, opina Modesto Orozco, científico del Instituto de investigaciones biomédicas de Barcelona, quien también indica que las farmacéuticas almacenan en sus quimiotecas millones de moléculas que no resulta fácil analizar de forma experimental sin grandes computadoras.
‘Hay que probarlos uno a uno, pero también en combinación con otros. No podemos usar 1 billón de ratones’.
Según estimaciones, los tests anuales de moléculas aumentarán de 100,000 en la actualidad a mil millones de análisis.
Se trata no sólo de analizar un medicamento o su combinación, sino también cómo reacciona cada paciente en lo individual según su perfil genómico. ‘Buscamos terapias personalizadas’, precisa Orozco.
Por otra parte, las computadoras están llegando a sus límites físicos de miniaturización, y se requiere incluir múltiples procesadores. Sirva de referencia que a una computadora personal le basta sólo uno, en tanto que en el caso de la supercomputadora suman 100 millones.
Otra referencia es la supercomputadora Thiane-2 de China, que contiene 6 millones de procesadores.
Mateo Valero, director de la supercomputadora española Mare Nostrum, señala que ‘el reto tecnológico es grande. Ninguna empresa por sí sola hoy en día puede hacerlo. El hardware y los programas actuales no son suficientes, tampoco el elemento humano’.
Las dificultades son múltiples y diversas, sin embargo la supercomputadora será capaz de prever el futuro del cambio climático con altos niveles de detalle y fiabilidad, para lo cual, paradójicamente se requiere de muchísima energía, ya que el nuevo superprocesador necesita más de 500 MW para funcionar, sin considerar los necesarios para enfriarlo, comenta Mateo Valero. A manera de referencia, Mare Nostrum consume un MW por año.
En la nueva era del Exaflup , los procesadores serán más eficientes en el consumo de energía, para lo cual se trabaja en reducirlo a 50 hoy incluso 20 MW al año.
Respecto al medio ambiente, se tienen grandes esperanzas con la nueva supercomputadora, ya que ‘queremos simular fenómenos meteorológicos extremos que actualmente requieren de tanta capacidad de cálculo, que ninguna supercomputadora actual puede abordar los por sí sola’, señala Friederke Otto, de la Universidad de Oxford.
Por su parte, Francisco Doblas, profesor de ICREA y director de Ciencias de la Tierra del BSC, comenta que la gran diferencia cuando se utilice la nueva supercomputadora va hacer la resolución espacial, con la que podremos hacer nuestras simulaciones y predecir fenómenos.
Al igual que ocurre con el ejercicio de combinar millones de moléculas de los perfiles genéticos de pacientes, en la previsión del cambio climático global hay que considerar múltiples variables.
‘Empezamos a entender cómo es la dinámica de los océanos, del hielo en los polos y de otros sistemas, pero ahora necesitamos combinar sus datos para saber cómo influyen unos sobre otros y también como actúa el cambio climático a pequeña escala sobre zonas concretas de la tierra’, explica Doblas.
A manera de ejemplo, comenta Doblas, ‘queremos entender los procesos biofísicos del clima, el uso del suelo, la interacción con los sistemas oceánicos, con los aerosoles depositados en la superficie del mar, la evolución de hielo Marino alrededor de la Antártida’.
Todo esto y más será posible con la supercomputadora, sin embargo, aún se desconoce la fecha de su utilización. Los expertos no se atreven a fijar un dato anterior al 2022 o 2025.
Con información de El País