Intel planea invertir 7.1 mil millones de dólares en una expansión en Asia, a medida que persiste la crisis en el suministro de semiconductores.
La compañía proyecta nuevas instalaciones de empaque de chips en Malasia, una importante inversión para aumentar su presencia global y abordar la paralizante escasez de chips que se espera que persista hasta 2023.
El gigante tecnológico destinará más de 30 mil millones de ringgit para expandir su capacidad en el país asiático, dijo el director ejecutivo Pat Gelsinger. Parte de este monto servirá para financiar una nueva planta de empaque que se espera que comience a producir en 2024, informó.
El proyecto marca una gran apuesta en Malasia, que está emergiendo como un centro global para probar y ensamblar semiconductores. El fabricante de chips estadounidense tiene la intención de reforzar sus capacidades en el estado insular de Penang, creando un complejo en expansión que prestará servicios a industrias que van desde automóviles hasta productos electrónicos en toda Asia.
Esto es parte de una expansión Global a medida que Gelsinger avanza para contener las pérdidas de participación de mercado y las decisiones de clientes que se derivan en parte de los tropiezos en la actualización de la tecnología.
El directivo tomó el mando del mayor fabricante de chips estadounidense en febrero, con la encomienda de recuperar el liderazgo de la industria de manos de gigantes asiáticos como Taiwan Semiconductor Manufacturing.
Gelsinger dijo que la demanda de chips aumentó un 20% durante la pandemia, que espera dure hasta 2023.
Intel necesita los servicios de fabricación avanzados de TSMC y planea competir con la empresa taiwanesa en el llamado negocio de la fundición, un complicado acto de equilibrio para el CEO. Además de Malasia, Intel también opera una planta en Dalian, China.
TSMC y Samsung, que tienen planes de construir plantas en Estados Unidos, no deberían obtener el dinero a través de la ley de chips, que está pasando por aprobaciones políticas en Washington.
Como parte de esos esfuerzos, argumentó que la concentración de manufacturas avanzadas en Asia y Taiwán es un riesgo estratégico.
Malasia por sí sola representa el 13% de las pruebas y el empaquetado de chips en el mundo, un paso clave en la preparación de semiconductores para automóviles, teléfonos y otros dispositivos; y Penang se ha convertido en el centro eléctrico y electrónico del país. Más de medio millón de personas se desenvolvieron en la industria E&E en 2020, trabajando con fabricantes de chips globales desde ST Microelectronics, NV e Infineon Technologies AG, hasta Intel y Renesas Electronics.
La expansión de las instalaciones de Intel en Malasia creará más de 4,000 puestos para la empresa, así, como más de 5,000 trabajos de construcción para los malayos locales, dijo a la prensa el ministro de Comercio, Azmin Ali.
La nación aprobó 47,000 millones de ringgit de inversión, en su mayoría extranjeros, en el sector de E&E en la primera mitad del año, frente a los 5,000 millones de ringgit del mismo periodo del año anterior, dijo Azmin.
Al igual que en otros centros de fabricación en todo el mundo, la pandemia ha trastornado las cadenas de suministro y producción, y ha deprimido la demanda fundamental. Malasia ahora está ansiosa por seguir atrayendo la inversión de renombre y los empleados que necesita para ascender en la escala tecnológica y mantener la economía local en pleno funcionamiento.