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Inteligencia artificial para combatir el tráfico de personas

Con inteligencia artificial, se recopilan, comparten y analizan datos no personales para lograr patrones y tendencias de actividades criminales sospechosas asociadas al tráfico de personas

Inteligencia artificial
Inteligencia artificial

Pasará algún tiempo antes de que comprendamos plenamente todas las cuestiones sociales causadas por la pandemia de coronavirus, pero sin duda, la trata de personas es uno de los temas más controvertidos y difíciles en estas circunstancias.

La llamada esclavitud moderna es un crimen humano y financiero generalizado que hoy ocupa la tercera posición en el ranking en la economía del crimen organizado internacional, sólo superado por el tráfico de drogas y armas, victimizando a más de 40.3 millones de personas en todo el mundo y, por desgracia, en plena expansión.

La esclavitud moderna tiene muchas caras, todas vinculadas a la vulnerabilidad y la desinformación por parte de las víctimas de la trata y por la población en general que no conoce patrones indicativos de una posible situación de tráfico.

En América Latina, una proporción significativa de víctimas de la trata de personas son explotadas en la prostitución (58 a 59%) o en trabajos forzados (32 a 34%).

La trata de personas también es parte integral de los negocios en torno a la provisión de servicios domésticos, a las adopciones ilegales y a la mendicidad impuesta, sobre todo en Sudamérica, según el informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

 

¿Cómo ocurre la trata de personas, quiénes son sus víctimas en la actualidad?

Hay un patrón común: hombres, mujeres y niños que buscan una vida mejor, son coaccionados o engañados con falsas promesas, para alejarse de casa y luego son sometidos a regímenes forzados de trabajo que, por sus características y privación de los derechos de la persona, equivalen a la esclavitud moderna.

Muchos son indocumentados y en países que no conocen el idioma. En América Latina, la esclavitud tiene una característica social particularmente dramática: las víctimas son en su mayoría adolescentes o niñas, el 80% son mujeres y el 50% son menores de edad.

Un informe reciente de la Oficina de las Naciones Unidas indica que es probable que las consecuencias económicas de la pandemia conduzcan a un aumento del contrabando de migrantes y la trata de personas de los países más afectados, donde se está ‘reclutando’ a destinos más prósperos, que los ‘utiliza’, especialmente teniendo en cuenta los niveles de desempleo en los países más pobres.

 

Conocemos el problema, conocemos el impacto, estamos trabajando en la solución

En primer lugar, debemos empezar a pensar en la esclavitud moderna como un crimen financiero, altamente rentable y generalizado, con consecuencias devastadoras para las personas.

Según la Organización Internacional del Trabajo, la industria del trabajo esclavo se estima en 150 mil millones de dólares en todo el mundo, tan lucrativa como el crimen financiero de cuello blanco o el tráfico de drogas.

El seguimiento de la información mediante el uso de la tecnología permitirá resultados mejores y más claros en la búsqueda de sus autores intelectuales financieros. A través de la correlación de datos complejos, que traspasan las fronteras y las instituciones, en las redes internacionales de delincuencia organizada, el sector público, las organizaciones sin fines de lucro y el sector privado deben cooperar para utilizar la última tecnología en el análisis y la comprensión adecuados de esta información.

Con este fin, se creó el primer centro internacional de intercambio de datos sobre la trata de personas. Con la iniciativa de Stop the Traffik (STT), una ONG cofundada por IBM, y con la plataforma de IBM llamada ‘Traffik Analysis Hub’ (TA Hub), que utiliza inteligencia artificial, se recopilan, comparten y analizan datos no personales, de forma segura en la nube, para lograr patrones y tendencias de actividades criminales sospechosas asociadas al tráfico.

Para alimentar de datos esta plataforma se creó un consorcio de ONGs, instituciones públicas y privadas, incluyendo a instituciones policiales y financieras, para contar con datos que tengan veracidad al momento de cruzarlos.

Una mejor comprensión de la amplitud y la naturaleza del tráfico a menudo oculta a simple vista, también hará posible que el público reconozca situaciones sospechosas y se manifieste proactivamente.

La tecnología de la información tiene un papel único que desempeñar en la lucha contra esta situación. STT también cuenta con una aplicación móvil que permite informar de situaciones sospechosas. https://www.stopthetraffik.org/stopapp/

La situación generada por el COVID-19 –emergencia social, restricción de vuelos /transporte, y baja actividad de turismo– genera una aparente paralización de la delincuencia.

Sin embargo, esta apariencia es falsa. El planeta es hoy una red comercial y de información completamente interconectada, la pandemia sólo hace que los actores criminales busquen medios adicionales para aumentar sus rentas, en una situación en que la mirada de la sociedad se encuentra centrada en los problemas de salud pública y la recuperación económica.

Es esencial aumentar la concienciación y la participación de los ciudadanos, es clave en la lucha contra este crimen que silencia a decenas de millones de personas, subyugadas por una red estructural de ignorancia y desconocimiento.

La toma de decisiones, basadas en datos –resultado del esfuerzo internacional coordinado como Stop the Traffik /Traffik Analysis Hub– mejora el nivel de información de la población en general y proporciona una respuesta más eficaz de la sociedad civil, siendo una herramienta crucial para revertir la tendencia de crecimiento de la actividad de tráfico mundial.

Por Claudia Romanelli, Líder de Ciudadanía Corporativa IBM Latinoamérica