Finalmente son las decisiones las que definen el rumbo y el ritmo de las organizaciones y las que sustentan su permanencia. En la medida en que las decisiones son resultado del análisis y conclusiones de hechos y de datos verídicos que provienen del mundo real, las posibilidades de éxito se acrecientan, reduciendo así los espacios de especulación e incertidumbre, no solo para actuar en el presente, sino para anticipar situaciones y comportamientos futuros en los mercados.
Los enormes volúmenes de datos que se generan en las empresas (Big Data) son una enorme fuente de información que lejos de ser un problema, son el fluido vital y el componente para construir un acervo de conocimientos que sustenten la toma de decisiones en la gestión directiva.
Ahora bien, cuando el acceso al conocimiento se obtiene en tiempo real o cercano a él; cuando se procesan miles o millones de datos con cientos de variables; cuando la herramienta es escalable y accesible; cuando se logra un alto rendimiento analítico: estamos hablando de “Analítica de Alto Desempeño”.
La Analítica de Alto Desempeño marca la diferencia entre las organizaciones reactivas y aquellas que son capaces de descubrir oportunidades y anticipar los escenarios presentes y futuros para actuar de manera oportuna y acertada.