Una aplicación basada en inteligencia artificial, como ChatGPT, podría tener mayor capacidad de persuasión que una persona si se le proporciona información personal antes de iniciar un debate, según un experimento realizado con 900 participantes en Estados Unidos.
El estudio, publicado en la revista Nature Human Behaviour, analizó cómo los modelos de lenguaje como ChatGPT pueden superar a las personas en habilidades persuasivas cuando cuentan con datos personalizados del interlocutor.
El experimento se llevó a cabo con 900 personas de distintos perfiles sociodemográficos, reclutadas por medio de una plataforma de colaboración masiva. A la mitad de ellas se les pidió debatir con otra persona, y a la otra mitad con ChatGPT, sobre temas actuales como la prohibición de los combustibles fósiles en Estados Unidos.
En algunos casos, tanto la IA como las personas contaban con información demográfica del oponente, como edad, género, nivel educativo, situación laboral o preferencia política. Esto permitió adaptar los argumentos durante el debate, que se realizó en línea bajo supervisión de los investigadores.
Los resultados mostraron que, cuando ChatGPT tenía acceso a datos personales del participante, logró convencer al oponente en el 64.4% de los casos. En cambio, cuando no tenía esa información, su nivel de persuasión fue similar al de los humanos.
Los investigadores observaron que, a diferencia de una persona, la IA puede modificar su estrategia de forma instantánea y a gran escala, lo cual representa una ventaja significativa en contextos como campañas políticas, publicidad personalizada o redes sociales.
Este tipo de capacidad plantea nuevas formas de influir en la opinión pública, pero también incrementa el riesgo de manipulación encubierta. Por ello, los autores del estudio recomiendan que las plataformas digitales y autoridades reguladoras tomen medidas para identificar, vigilar e incluso restringir el uso de modelos de IA en entornos donde la persuasión pueda tener efectos sensibles.
Aunque el estudio se realizó únicamente con personas estadounidenses, los expertos consideran que los mecanismos de personalización y persuasión aplican también en otros países con alta actividad digital y polarización política, como es el caso de México.