Hoy es el Día Mundial de la Propiedad Intelectual, y las autoridades de China aprovecharon para presentar esta semana un informe sobre los avances en la protección de estos derechos, lo cual es una asignatura pendiente del país asiático que puede frenar la inversión extranjera en el país.
‘China ha hecho muchos esfuerzos honestos en la mejora de protección de los derechos de Propiedad Intelectual y ha obtenido importantes resultados que han sido reconocidos’, declaró Shen Changyu, presidente de la Oficina Nacional de Propiedad Intelectual.
Con esto, se dio respuesta a las críticas del presidente estadounidense Donald Trump, en relación al robo de propiedad intelectual por parte de China hacia las empresas estadounidenses, y a la transferencia de tecnología que se produce en las filiales conjuntas (join ventures).
De esta manera, las empresas en alianza con un socio local, son un requisito para que las compañías extranjeras puedan entrar en el país en la mayoría de los sectores, lo que, según críticas externas, pone en riesgo la transferencia de conocimientos y la tecnología.
Made in China 2025
China es por ahora la segunda potencia económica mundial y va en camino de convertirse en la primera, pudiendo superar Estados Unidos en unos años.
Las altas tasas de crecimiento le han permitido colocarse en esta posición, sin necesidad de liderar, hasta ahora, sectores como la innovación y la tecnología.
Sin embargo, el país asiático se centra en el presente, en el fomento de sectores clave como la inteligencia artificial y la robótica.
China quiere abanderar la innovación y aboga por la protección de los derechos de propiedad intelectual tanto para defender a sus empresas domésticas, que son capaces por ahora del liderar en muchos al sectores, como para fomentar la entrada de extranjeras.
Hoy, Made in China 2025 es un plan a 10 años que el Gobierno presentó en 2015, con el que pretende reorientar su industria manufacturera hacia sectores de alta tecnología, dejando atrás su modelo de producción intensiva o de ‘fábrica del mundo’.
‘La estrategia Made in China es el foco principal de las preocupaciones de Estados Unidos. Este es el quid de la cuestión, ya que Estados Unidos quiere que la cuarta revolución industrial y el Internet de las cosas sean americanos, no chinos’, destaca en un análisis Mark Tinker, responsable de la división de renta variable Framlington de AXA IM en Asia.
‘China está haciendo concesiones de apertura de mercado, pero en mi opinión solo donde le conviene. Donde hay fuertes actores domésticos establecidos, automóviles y finanzas, por ejemplo. Está permitiendo cada vez más el acceso extranjero, reconociendo que la competencia es buena para el consumidor final’, concluyó Tinker.
‘Los valores tecnológicos han liderado la subidas en el actual mercado alcista y muchos creen que el país que gane la carrera tecnológica también tendrá el liderazgo económico mundial. Todo gira entorno a qué país será la primera economía mundial en los próximos 10 años’, dice el experto.
De hecho, grandes tecnológicas chinas como Alibaba, Tencent o Baidu; y líderes en la fabricación de teléfonos inteligentes, como Huawei, han ascendido hasta las primeras filas de la competencia mundial, donde compiten con compañías estadounidenses como Apple, Google o la surcoreana Samsung en el segmento de móviles.