Particularmente en el sector minorista, donde la competencia se da palmo a palmo y los esfuerzos de promoción y venta son múltiples y cada vez más agresivos, el posicionamiento de la marca y del producto, así como los esfuerzos de promoción y venta, requieren de un conocimiento cercano del nuevo consumidor, más allá de los tradicionales parámetros demográficos y socioeconómicos.
Ahora estamos ante un cliente empoderado por la innovaciones tecnológicas, que han ampliado su capacidad de información y análisis en la toma de decisiones, no solo para la adquisición de bienes y servicios, sino también en la elección de marcas.
Gracias a esto, el cliente actual procesa y comparte información, analiza y compara opciones de orden cuantitativo y cualitativo, “online y offline”, en plataformas móviles y sociales, para llegar a decisiones con una gran carga racional y objetiva.
En este proceso el consumidor compara calidad, precio, condiciones, disponibilidad, así como valores tales como sustentabilidad, salud, comodidad, e incluso experiencias de compra amenas y divertidas.
Ante el desafío de captar y retener a este cliente emergente, las empresas minoristas encuentran la tecnología un valioso recurso para procesar y analizar la información, y visualizar así oportunidades y riesgos. Con herramientas de Business Intelligence, web analytics, e incluso para administrar y ajustar la cadena de distribución con análisis de logística y utilizando supply chain analytics, las cadenas minoristas están mejor dotadas para responder al desafío de los nuevos modelos de consumo.
Cada vez más la tecnología se asocia a los negocios, tanto en la demanda de los consumidores como en la oferta de satisfactores.
Las plataformas tecnológicas son el nuevo foro donde coinciden compradores y vendedores en un plano de acuerdos y decisiones informadas, documentadas y enriquecidas permanentemente por las prácticas comerciales y económicas de un mercado globalizado.