El sector agrícola japonés se enfrenta a importantes retos: el envejecimiento de sus trabajadores, el abandono de tierras y los altos costos. Ahora las poderosas tecnológicas niponas han salido a su rescate.
En la ciudad de Kawagoe, una plantación de espinacas sobrevive a las duras condiciones climatológicas en un invernadero especialmente diseñado por Panasonic.
Su propietario explica en el terreno cómo el sistema diseñado por la tecnológica le permite encargarse de varios invernaderos a la vez y a cultivar verduras durante todo el año.
La dinámica del sistema de control ambiental pasivo es sencilla. Unos sensores de temperatura y luz instalados en el exterior del invernadero miden las condiciones atmosféricas, y otros sensores inalámbricos en el interior hacen lo propio con la temperatura y la humedad.
La información recolectada se envía al panel de control central para que la procese y opere automáticamente las distintas células para adecuar la luz, la ventilación, la temperatura y la humedad óptimas para el cultivo, en función de la hora del día y de la fase de crecimiento del vegetal.
Este proyecto de Panasonic surgió hace cuatro años para impulsar la complicada situación de la agricultura en el país asiático.
Actualmente esta tecnología sólo se comercializa en Japón, aunque no descartan exportarla a otros países con problemas similares.
Por el momento, su objetivo es vender mil de estas unidades, que cuestan 55 millones de yenes (393,000 euros), para el año 2018, lo que supondría unos ingresos de unos cinco billones de yenes (42 millones de dólares) para la compañía.
Otra de las grandes compañías niponas que apuestan por la agricultura es Fujitsu, que además de haber puesto a sus ingenieros a cultivar lechugas en Fukushima, está desarrollando tecnologías para granjas convencionales, como cámaras y sensores, que ayuden a los agricultores a responder mejor ante los cambios climáticos.
NEC y Nepon también se han sumado al negocio, desarrollando juntos un sistema basado en la nube que permite a los granjeros que cultivan en invernaderos conocer las condiciones de sus cultivos a través de una aplicación móvil o del correo electrónico, sin necesidad de desplazarse hasta allí.
La agricultura y el medio rural del país asiático, así como la primera línea de producción de alimentos, afrontan problemas urgentes como el envejecimiento de la población, el aumento de las tierras de cultivo abandonadas, el de las temperaturas y el del costo de la electricidad.
Japón es un país que siempre ha estado ligado a la tierra y a su cultivo, e incluso aunque no se dediquen profesionalmente a ello, son muchos los japoneses que poseen terrenos en los que cultivan para ganar un dinero extra, al margen de la actividad profesional que desarrollen habitualmente.
EFE