Las capacidades que contienen los chatbots en la mensajería ofrecen la posibilidad de adquirir nuevos conocimientos, independientemente del ámbito en el que operan.
Sus conocimientos serán básicos para que la relación entre personas sea única y enriquecida, ya que el sistema irá aprendiendo y adaptándose con base en la información que le suministre cada usuario
Un posible riesgo de los chatbots es que pueden terminar acumulando demasiada autonomía y aprendiendo más de la cuenta. Esto es lo que sucedió con Tay, el chatbot creado por Microsoft, el cual comenzó a realizar comentarios racistas y misóginos en las redes sociales.
De hecho las apps de mensajería se han constituido con uno de los servicios más utilizados en los dispositivos móviles. Ante esto, varios sectores del industria están canalizando sus modelos de negocio hacia un servicio controlado por robots. Tal es el caso de el Washington Post, que empleará chatbots para la difusión de sus contenidos.
Estos asistentes virtuales tienen unas configuraciones que les permite actuar como si fueran seres humanos. La primera de ellas es el procesamiento de lenguaje natural, con lo cual pueden entender las demandas realizadas por los internautas y eliminar así las posibles variaciones de interpretación del lenguaje que las personas hacen.
Como quiera que sea, los chatbots ya son una realidad en el ámbito y las prácticas tecnológicas, iniciándose así una nueva corriente que será impulsada progresivamente por las grandes tecnológicas como Google y Facebook.
Con información de El Economista.es