El proceso de comunicación se resume como: emisor+mensaje+medio+receptor, sin embargo, en la era del Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) no solo las personas podrán hablar entre sí y ser parte de este proceso, también lo harán las organizaciones, industrias y los objetos que forman parte de nuestra vida cotidiana.
IoT no es más que un concepto que se refiere a la interconexión digital de objetos cotidianos con internet, vía etiquetas, frecuencias de radio, sensores y chips, a través de las cuales serán identificados y gestionados, ya no por personas sino por otros equipos.
En la era del Internet de las Cosas los objetos se comunican entre sí y empiezan a tomar ‘pequeñas’ decisiones, lo que cambiará nuestra percepción del mundo y la forma en la que hacemos todo, ya que se interconectarán cosas físicas y virtuales.
De aquí al 2025 habrá unos 100 mil millones de dispositivos de todo tipo que estarán conectados a la red de redes, por lo que Internet de las Cosas protagonizará la llamada ‘tercera revolución industrial’ con impacto en la economía mundial.
En este proceso, la tecnología inalámbrica en telecomunicaciones y el espectro serán elementos esenciales. 5G, la quinta generación de la telefonía móvil y sucesora de la 4G, se encuentra en proceso de estandarización y desarrollo de los protocolos correspondientes para estar plenamente disponible en el 2020.
La conexión 5G o Long Term Evolution (LTE) es hasta 65,000 veces más rápida que la 4G, que actualmente utilizan los dispositivos móviles de alta gama, con una velocidad real de hasta 50 Gigabits por segundo, es decir, velocidades y recursos de gestión del tráfico de datos inimaginables (con una capacidad 1,000 veces mayor y más de 100 veces más rápido que en la actualidad).
Cabe señalar que el número de conexiones LTE llegó a 634.9 millones a marzo de 2015 en todo el mundo, un crecimiento de 151%, pero representan apenas el 9% del total. A nivel mundial se trabaja para limpiar y liberar espectro a fin de contar con la infraestructura necesaria para enfrentar la demanda que se generará para transitar de manera eficiente y rápida en la red de redes.
La empresa Huawei prevé que para 2025 las aplicaciones de Internet de las cosas tendrán una participación del 22% de las conexiones relacionadas con el estilo de vida inteligente, 18% en el hogar inteligente, 15% en la industria, 12% en las ciudades inteligentes, 10% en las herramientas inteligentes, 5% en los autos conectados y 18% en los negocios.
Se espera que el Internet de las Cosas represente el 50% del volumen de todos los datos de la red y para la administración de esta cantidad de información se deberá contar con la infraestructura necesaria.
El tránsito hacia un mundo interconectado
La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) estableció un grupo de estudio para abordar los requisitos para la estandarización de la tecnología de Internet de las Cosas (IoT), con un enfoque particular en las aplicaciones para ciudades inteligentes, incluido el segmento máquina a máquina y los sensores ubicuos de redes. Se espera que el despliegue de tecnologías de Internet de las Cosas conecte 50 mil millones de dispositivos a la red para el año 2020.
José Otero, director de 4G Américas, destacó que uno de los problemas más complejos de resolver para la popularización del Internet de las Cosas es la falta de plataformas estándares de interconectividad de unos aparatos con otros, dado que varían dependiendo de los fabricantes y eso impide la comunicación de unos con otros.
En breve, cualquier objeto estará conectado a internet mediante todo tipo de sensores ‘que serán muy comunes en todas partes’, en refrigeradores, microondas, termostatos o lavadoras.
En cualquier hogar podrían encontrarse por decenas para ser utilizados al mismo tiempo: sensores de temperatura, humedad, volumen de la música, control de persianas. Lo recomendable sería poderlos controlar todos ellos con un sólo mando, probablemente el móvil y se necesitan plataformas de comunicación ‘a gran escala’, que permitan a las máquinas entenderse y ese reto no se ha logrado.
Durante el Network Congress 2015, Huawei lanzó la red ágil 3.0 en la cual todo es programable y con gestión integrada, apertura total de Internet y SDN (Software Defined Network), a través de la cual será posible digitalizar áreas y procesos industriales completos, y LiteOS, el sistema operativo de 10 KB que propone interconectar y potenciar a todos los equipos que conforman el Internet de las Cosas, que busca conectar dispositivos, autos y electrodomésticos, entre otros objetos. Este sistema combina tres bandas de frecuencias (800, 1800 y 2600 MHz) y permitirá alcanzar velocidades de hasta 375 Mbps de bajada y 50 Mbps de subida.
Desafíos y retos para México
En México, la mayoría de los usuarios se encuentra en 2/3G con servicios GSM/Edge, iDEN, CDMA y UMTS, lo que equivale al 92.7% de los usuarios. Una menor proporción (7.3%), se encuentra en tecnologías más avanzadas como HSPA+ y LTE.
La idea de una enorme variedad de dispositivos interconectados sugiere tres retos específicos, según The Competitive Intelligence Unit:
[box]
- Conectividad, ya que tecnologías como Bluetooth, WiFi, Banda Ancha Móvil, entre otras, serían los habilitadores de las múltiples conexiones entre objetos y dispositivos.
- Redes de última generación que garanticen una veloz y confiable transmisión de datos y voz, características que idealmente cumplen las redes a partir de 4G. Para hacerlo, se requiere del despliegue de infraestructura, ya que los objetos por conectar deben incluir procesadores, módems, capacidades de reconocimiento de gestos, etc.
- Interoperabilidad, porque es necesario que los objetos se conecten entre sí, sin importar plataformas o tecnologías, para lo cual se necesitan acuerdos entre los diferentes actores de la industria, a saber, operadores, manufactureros de dispositivos, fabricantes de procesadores, desarrolladores de software, entre otros.
[/box]
Como vemos, México se encuentra aún restringido no sólo por las limitaciones de conectividad, su falta de infraestructura y su todavía reducida industria TIC, sino también por el tipo de tecnología móvil a la que los usuarios tienen acceso actualmente.
Por ello, hay que invertir en fibra óptica y se necesita más espectro radioeléctrico asignado eficiente y equitativo para promover el desarrollo de estas tecnologías, aunque cada tecnología móvil tiene ciertos requisitos de espectro.
La idea central u objetivo es que el móvil pase a ser una herramienta de desarrollo que brinde oportunidades para el teletrabajo y la gente deje de verlo como un simple medio de comunicación o entretenimiento.
Finalmente, no se debe dejar de lado nuestra herencia digital tanto de ésta como de las próximas generaciones, por la previsible dificultad de acceso a documentos actuales en internet (fotos, videos, tuits, blogs, textos) con tecnologías del futuro, así como la preservación del legado virtual de estas generaciones que participan en esta gran revolución tecnológica.
Sin duda alguna el impulso que la tecnología LTE habrá de dar al Internet de las Cosas será determinante, en el nuevo mundo de la conectividad y en la visión de mundo de las nuevas generaciones.