Microsoft y la Universidad británica UCL se unieron para desarrollar una técnica que mejorará la capacidad y eficacia de las redes de centros de datos, según revela un estudio publicado en la revista Nature.
La investigación, liderada por la multinacional estadounidense y la University College London (UCL), propone sincronizar los relojes de computadoras en menos de una billonésima de segundo, lo cual puede eliminar los obstáculos que entorpecen el desarrollo de redes totalmente ópticas y lograr centros de datos más eficientes.
Los centros de datos están formados por cientos de miles de servidores conectados, que sirven de soporte para cualquier actividad que se desarrolla online, como el almacenamiento de películas, fotografías o páginas web.
No obstante, el aumento de la demanda provoca que el tráfico de datos entre servidores crezca cada año un 70%, un volumen para el que la tecnología existente está siendo insuficiente.
Por ello, los expertos han centrado su atención sobre las redes totalmente ópticas que usan luz tanto para transmitir como para dirigir datos.
Hasta ahora, su utilización se ha visto limitada por el hecho de que cada servidor debe ajustar continuamente su reloj de tiempo de acuerdo con la entrada de datos, lo que afecta a su rendimiento.
Para superar esta traba, los científicos de Microsoft y UCL desarrollaron una técnica que sincroniza los relojes de todos los servidores conectados a través de fibra óptica.
Asimismo, programa un hardware para memorizar los valores de la fase del reloj, de modo que no es necesario volver a verificar el tiempo del reloj.
Con este procedimiento, destacan en un comunicado, se podría eliminar casi por completo el tiempo que lleva recuperar el reloj.
‘Nuestra investigación hace que la conmutación óptica para centros de datos sea viable por primera vez, pues ofrece una solución al problema de la sincronización del reloj’, explica Kari Clark, estudiante de doctorado en la UCL y principal autor del estudio.
En su opinión, esta técnica tiene potencial para transformar la comunicación entre computadoras en la nube, lo que, a su vez, convertirá tecnologías clave para el futuro, como el internet de las cosas y la inteligencia artificial, en herramientas más baratas, rápidas y de menos consumo de energía.