NXP Semiconductors y una filial de Taiwan Semiconductor Manufacturing (TSMC) están evaluando expandir su planta conjunta en Singapur, con una inversión de 7,800 millones de dólares.
La iniciativa busca diversificar la producción de semiconductores ante las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China.
NXP Semiconductors NV y Vanguard International Semiconductor, una filial de TSMC, iniciaron la construcción de una planta de chips en el este de Singapur. Según Andy Micallef, vicepresidente ejecutivo de NXP, ya se está considerando una segunda fase de expansión, aunque esta aún no ha sido aprobada formalmente.
El proyecto surge en medio de una escalada en las tensiones entre Washington y Pekín, intensificadas tras las restricciones de la administración Biden sobre tecnologías críticas para China y las contramedidas chinas que limitan exportaciones clave hacia EU.
Micallef destacó que NXP está ampliando su presencia global, con Singapur como un punto estratégico. El fabricante neerlandés, especializado en chips para automoción y redes, busca diversificar su cadena de suministro en un mercado chino crucial para vehículos eléctricos y telecomunicaciones.
‘Seguimos invirtiendo en Singapur y avanzando hacia la segunda fase para 2030. Singapur es vital para NXP’, afirmó Micallef.
El Sudeste Asiático se consolida como un centro clave en la manufactura tecnológica, gracias a su combinación de costos competitivos, talento especializado y proximidad a grandes mercados asiáticos.
La planta conjunta entre NXP y Vanguard producirá chips de entre 130 y 40 nanómetros. Aunque menos avanzados que los de TSMC en Taiwán, estos semiconductores son esenciales para aplicaciones en automoción, industria, consumo y dispositivos móviles. La operación, prevista para 2027, generará 1,500 empleos.
Además, Micallef subrayó que NXP busca colaborar con socios locales para establecer cadenas de suministro adaptadas al mercado chino, asegurando flexibilidad a los clientes con necesidades específicas en esa región.
