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PayPal busca a pymes mexicanas

Aunque el comercio electrónico en nuestro país sigue en pañales, entre otras cosas por la deficiente operación del Sistema Postal Mexicano, se mantiene como un nicho de gran potencial en gran medida por el uso creciente de Internet entre empresas y familias, pero también por la urgencia de muchas organizaciones por abatir costos de operación.

Sólo como referencia habrá que decir que la Asociación Mexicana de la Industria Publicitaria y Comercial en Internet (AMIPCI) está por dar a conocer sus más recientes cifras sobre el comercio por la red entre particulares y la expectativa es que pueda alcanzar alrededor de mil 700 millones de dólares.

Pues bien, una empresa que ha impulsado el comercio electrónico a escala global es PayPal, que en cosa de diez años ya opera en 190 países con 19 distintos sitios de Internet en otros tantos idiomas y que el año pasado contabilizó más de 190 millones de usuarios que realizaron operaciones por 60 mil millones de dólares.

El negocio de PayPal consiste en permitir la transferencia de dinero entre las personas que tengan una cuenta de correo electrónico, lo que viene a ser una alternativa tecnológica frente al uso tradicional de cheques o giros postales, además de que también procesa peticiones de pago vía comercio electrónico, donde obtiene ingresos a partir del cobro de una modesta comisión.

PayPal es parte de eBay, el sitio de subastas por la red más conocido en el planeta, que tiene entre sus filiales a Skype, que, como sabe, ha generado un hito en los servicios de larga distancia a través de Internet.

Le comento que PayPal tiene en nuestro país como responsable a Alfonso Babatz, quien este año ha enfocado sus baterías a buscar que más Pymes puedan beneficiarse de su modelo de negocio, en especial en el sector turístico, ya que se ha visto que muchos viajeros buscan prepagar muchos de sus servicios antes de iniciar sus vacaciones, esto con el fin de no exponerse a robos de efectivo o a los socorridos fraudes con tarjetas de crédito.

Actualmente en México entre los clientes de PayPal están empresas de la talla de El Palacio de Hierro, de Alberto Baillères, y Sanborns, de Carlos Slim Domit, pero también firmas especializadas como las tiendas de discos Mix Up, las librerías Gandhi y la cadena de rentas de video Blockbuster.

Empero, el interés de Babatz es replicar el modelo entre Pymes, que a fin de cuentas representa la mayor parte de la facturación de PayPal en el mundo.

Y es que si bien PayPal no se puede considerar como un banco, tiene más usuarios y movimiento de dinero que muchas de las grandes entidades de crédito a escala global.

Paypal, a diferencia de los bancos comerciales, donde el cliente recibe intereses por sus depósitos, no ofrece ningún beneficio de ese tipo, pero permite vincular cuentas de tarjetas de crédito o de ahorro para hacer transacciones seguras en la red menores a 10 mil dólares a partir del cobro de comisiones, que en el caso de una Pyme implica ahorros significativos, sobre todo cuando se trata de transferencias del exterior.

En la evolución reciente de PayPal destaca que en sus diferentes sitios opera con dólares, euros, reales y pesos mexicanos además de otras distintas 15 monedas, lo que ofrece una garantía adicional para los compradores o vendedores de bienes y servicios por la red.

Y bueno, dentro de las nuevas apuestas de PayPal en nuestro país es que ha decidido abrir su código a todas las empresas y particulares interesadas en diseñar aplicaciones, lo que en el futuro permitirá comprar desde una pizza hasta un automóvil por la red, incluso utilizando, por qué no, un teléfono celular.

La promesa de PayPal es que en poco tiempo pueda convertirse en una empresa que cuente con aplicaciones diversas siguiendo la ruta marcada por empresas como Apple con el iPhone o Nokia, que ahora además de fabricar celulares ha entrado de lleno a los servicios con su tienda virtual de música.

En fin, PayPal se ve como uno de los motores para desarrollar el comercio electrónico en México a partir de la experiencia que ha logrado en otras latitudes.

Fuente: El Financiero, México