La economía del siglo XXI gira en torno a la facilidad de obtener productos y servicios en línea en segundos, con cualquier dispositivo móvil y sin la necesidad de cargar dinero en efectivo.
Este tipo de servicios vía aplicaciones descargables está transformando la vida y la economía global, causando disrupciones en el orden establecido. Un ejemplo muy claro de ello corresponde al transporte público, en donde el segmento de los taxis tradicionales ha tenido que reaccionar ante la llegada de nuevos jugadores globales que ofrecen servicios en línea.
Para quien no cuenta con un vehículo de uso particular o al estar de viaje, el traslado en las grandes ciudades del mundo puede resultar complicado, sobre todo si hablamos del servicio de taxis que pueden ser escasos a determinadas horas del día o de la noche, los cobros pueden ser abusivos, sobre todo cuando detectan que el pasajero no es originario del lugar, no están obligados a expedir recibos y en muchos lugares hay problemas serios de inseguridad al abordar un taxi.
Buscando solucionar esta problemática, surgieron desde hace varios años algunas alternativas mediante el uso de vehículos privados para el traslado de pasajeros bajo un esquema por demanda, a partir de una aplicación descargable a teléfonos inteligentes. Dada la conveniencia que esto brinda, las operaciones de este tipo de empresas alrededor del mundo han crecido de manera exponencial.
Una de esas empresas es Cabify, fundada en 2011 por Juan de Antonio, empresario español, quien crea esta empresa de redes de transporte que se extendió rápidamente por varios países de Latinoamérica incluyendo México, Colombia, Perú y Argentina, buscando ofrecer un servicio corporativo seguro y confiable, con estándares de calidad que pudieran repetirse a lo largo de distintos países.
Este esquema de transporte rápidamente creció y pasó de 1 millón de dólares en ventas en 2013 a 4 millones de dólares en 2014 y 20 millones de dólares para 2015, mientras que sus usuarios pasaron de 35 mil a más de 100 mil en el mismo lapso de tiempo. Pocos años después, el 80% de los ingresos de Cabify provienen del continente americano.
Sin embargo, uno de los grandes problemas que empezó a enfrentar era el cobro electrónico que no debía depender del conductor y que además el usuario no tuviera que desembolsar directamente al usar el servicio. Por lo que buscaron la mejor forma para que el cobro se hiciera con cargo a alguna cuenta o tarjeta de cualquier parte del mundo de manera segura, a la vez que pudiera depositar al instante su pago al operador en su cuenta y expedir una factura al usuario de acuerdo con la legislación de cada país.
Asimismo, era necesario cobrar en moneda local y aceptar el mayor número de tarjetas de crédito del lugar e internacionales, tarjetas de débito, PayPal, Diners (solo en algunos lugares) y algunos otros medios de pago locales; además de ingresar los cobros por los trayectos en un banco local, en lugar de hacer operaciones transnacionales como lo llevan a cabo algunos otros servicios similares. Uno de los problemas de los países latinoamericanos es la baja bancarización que hay aún en la región, lo cual limita el mercado, pero abriendo las opciones de pago a medios no bancarios se ofrece el servicio a este tipo de consumidores que sí cuentan con teléfonos inteligentes.
Para encontrar una solución a sus desafíos de negocio, Cabify eligió a Ingenico ePayments como su socio estratégico para llevar adelante el procesamiento de pagos electrónicos de la compañía. Comenzando con Argentina en donde había más urgencia de cumplir con la legislación desde el inicio de operaciones, pero con planes para extenderlo pronto a todos los países de Latinoamérica en donde operan, con Brasil y México como los siguientes países a implementarlo.
Para Ingenico ePayments llevar adelante esta implementación, representó un gran desafío. Fue necesario hacer ajustes al sistema de token de tarjetas, algunas partes fueron más complicadas como la gestión de direcciones IP fijas para poder acceder al Panel de Control, o tener que actualizar los API de tokens cada año. Pero en menos de tres meses desde que se iniciaron las negociaciones, se tuvo la solución funcionando.
Además, se pudo iniciar operaciones con tan solo la inversión de recursos de desarrollo para hacer la integración, pero no hubo costo adicional, ya que sólo se paga un porcentaje por cada transacción, por lo que la solución de Ingenico ePayments se va pagando a medida que crece el número de usuarios, lo cual minimiza el costo inicial de abrir una operación en cada país.
Al procesar cada pago localmente, se reducen los costos bancarios y los usuarios no encuentran problemas con sus sistemas de pago, algo que sucede en las empresas que compiten contra Cabify.
Otro punto importante es que este tipo de servicios no son una simple aplicación sino un servicio de e-commerce, por lo que están expuestos a fraudes, así como rechazo de tarjetas o fondos insuficientes, por lo que la solución de Ingenico ePayments también cubre mejor estas necesidades. También brinda apoyo con clientes corporativos en que los pagos pueden ser con tarjeta de crédito o con transferencias electrónicas.
Actualmente, dentro de la República Mexicana, la empresa da servicio en la Cd. de México, Monterrey, Guadalajara, León, Mérida, Tijuana, Puebla y Querétaro, con otras ciudades medias en la mira para extenderse próximamente.
Gracias a la velocidad de implementación del sistema de pagos, Cabify pudo avanzar con su plan de apertura de operaciones en las principales ciudades de Latinoamérica, que proveen más de 80 por ciento de los ingresos de la compañía. Como se tiene una mayor aceptación de tarjetas y cobros en moneda local, además de que se aumenta la satisfacción de los clientes de cada lugar.
Por Matías Fainbrum, Director General de Ingenico ePayments Latinoamérica