SMIC, el fabricante de chips más grande de China, registró ingresos netos de 514.9 millones de dólares en el segundo trimestre, superando la estimación promedio de 469.5 millones, dijo la compañía en un comunicado.
La compañía forma parte de un grupo de fabricantes chinos de semiconductores que se enfrentan al endurecimiento constante de las restricciones de exportación de Estados Unidos mientras Washington intenta contener el auge tecnológico de Beijing.
Ello se suma a la demanda mundial de productos electrónicos que se desmorona rápidamente, ya que los consumidores dejan atrás el auge en la era de la pandemia.
En respuesta, las empresas locales han intentado desarrollar alternativas al silicio estadounidense. El fabricante de chips por contrato con sede en Shanghai logró avanzar en sus tecnologías de producción dos generaciones este año, a 7 manómetros, aunque los expertos de la industria advierten que es posible que no se base en los mismos estándares empleados por rivales mucho más grandes como Taiwan Semiconductor Manufacturing.
SMlC está a la vanguardia de la ambición a largo plazo de China de producir chips lo suficientemente sofisticados como para reemplazar el silicio diseñado en Estados Unidos, que comprende la mayor parte del consumo anual de semiconductores.
Las sanciones de EU han jugado un papel central para frenar las ambiciones de chips del país. La administración Trump incluyó a SMlC en la lista negra hace unos dos años por preocupaciones de seguridad nacional, citando los vínculos de la compañía con el ejército chino, una acusación que el fabricante de chips ha negado.
Ahora, Washington también está presionando a los aliados para que participen en el esfuerzo, de modo que proveedores clave como ASML Holding NB de los Países Bajos y Nikon Corp. de Japón se unan al bloqueo tecnológico.
Fundamentalmente, no está claro cómo el empeoramiento de la demanda de productos electrónicos, memorias e incluso chips para automóviles afectará el negocio de SMIC. Los inversionistas están cada vez más preocupados, la industria, notoriamente cíclica, se precipita hacia una caída prolongada después de años de escasez generalizada que condujo a fuertes inversiones en capacidad.