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Telecomunicaciones: ¿año D?

El sector de telecomunicaciones comienza 2008 con un suceso trascendental que dará claridad a todos los participantes en esta industria, sobre el grado de coordinación y entendimiento que han desarrollado la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que encabeza Luis Téllez, y el pleno de la Cofetel, que preside Héctor Osuna.

Esto, porque el 16 de enero de este año se cumple el primer plazo sugerido por la Subsecretaría de Telecomunicaciones, que lidera Rafael del Villar, para que la Cofetel emita la primera convocatoria de licitación de las bandas de frecuencias de acceso inalámbrico para los bloques de frecuencias 1850 a 1910/1930-1990 Mhz, que no debería tener problema alguno para ser licitada porque ya se tuvo la experiencia previa y, segunda, porque las diferencias técnicas entre ambas instancias regulatorias se presentaron sobre la definición de cobertura de la banda de frecuencias 3400-3700 Mhz, las que según la propuesta deberían licitarse hacia mediados de abril.

Les comento que la decisión y la acción que tome la Cofetel son clave, porque por el diferendo técnico, que puede ser superable una vez que se integren las bases de licitación, no debe obstruir el inicio del programa de licitaciones para espectro celular y, obviamente, considerando las consabidas recomendaciones de la Comisión Federal de Competencia, que preside Eduardo Pérez Motta, que fueron, en su primera versión, fuente del numeroso amparismo que caracterizó la licitación de 2005.

En cuanto al diferendo (pido excusa por lo impreciso que pueda ser mi entendimiento del tema) sobre la licitación de los 100 Mtz de la banda de 3400 a 3700 Mhz de acceso inalámbrico a ser distribuidos por áreas de servicio formadas por municipios o delegaciones políticas, tenemos entendido que durante la última reunión que se efectuó en diciembre en la SCT y a la que asistieron todos los comisionados de la Cofetel, incluyendo al presidente Osuna y a su jefe de asesores, Jorge Mena, para conversar éste y otros temas, se explicó la razón del diseño, pues la prioridad para el presidente Felipe Calderón en el sector es «cobertura», calidad y precio adecuado y, sobre todo, que eviten fenómenos de concentración contrarios al interés público, aun cuando la obligación de ofrecer el servicio en municipios por un concesionario privado pueda bajar el precio de espectro a licitar.

Éste es un cambio fundamental en la definición de políticas públicas, pues recordemos que en experiencias previas de concesión del patrimonio del Estado (desde la banca hasta las carreteras, los puertos y todo lo que se le ocurra), muestran que no necesariamente los criterios de rentabilidad han resuelto el problema de rezago y marginación, y el sector de telecomunicaciones no es la excepción.

Por lo que sabemos, de la frecuencia en cuestión, están asignados 200 Mhz, que se licitaron hace diez años: de ellos 50 los tiene asignados Telmex, dirigida por Héctor Slim (y quien por cierto, según información de la SCT, no los ha ocupado), 50 Axtel, que preside y dirige Tomás Milmo, mediante los cuales presta el servicio de telefonía, y otros 50 a Unefon, espectro que le fue vendido justamente a Nextel de Peter Follo el año pasado, y otros 50 de Miditel que no pudo pagar y, por ende, quedaron vacíos.

De ahí que quedan 50 por subastar. Los otros 100 Mhz que se ampliaron a la banda de 3400-3600 y se proponen para subastar por área geográfica (municipio o delegación), se consideran los menos valiosos, porque están cerca de la banda C del satélite, pero son adecuados para desarrollar la banda de WiMax, que hoy tiene un campo muy amplio en el espectro de 2500-2670 Mhz, que se utiliza fundamentalmente para ofrecer el servicio de televisión restringida.

La intención es ofrecer el espectro suficiente para que puedan establecerse al menos cien ciudades digitales en nuestro país (Hot Spots), que para muchos suena a descabellado pero para los gobiernos de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania, España, Brasil, China, la India, Japón, Corea y Hong Kong forma parte de las políticas públicas para el desarrollo de las telecomunicaciones en sus países, lo que necesariamente nos obliga a cuestionar a quien o quienes consideran que lo que para otros es desarrollo, para nosotros resulta miopía.

El desarrollo de ciudades digitales requiere espectro de uso determinado, no del espectro oficial, porque entonces no tendría viabilidad financiera y la intención es licitar el espectro para que «se pueda comercializar». Así de simple.

En México hay dos mil 540 municipios más o menos, y si a escala municipal se definen obligaciones de cobertura reales y de inversión que «muerdan» al concesionario, no necesariamente se tiene que licitar a un precio más alto, sino al que garantice el cumplimiento de la obligación pagando un derecho razonable, ¿no cree?

Siempre surgen preguntas sobre cómo rentabilizar o hacer viable financieramente este proyecto de cobertura digital de Internet de banda ancha, el imaginario de que nos podemos «conectar» en toda una ciudad sin tener que meterse a un café, restaurante o zona restringida, más cuando los precios de las telecomunicaciones y de la inversión en este industria están cercanos a cero.

El problema de diseño que tienen las concesiones de uso del espectro en México es que el proceso para ceder (a otro tercero) una autorización o licencia es harto complicado; de ahí que si se diseña un proceso de cesión de derechos flexible, fácil y posible, el presiente municipal podría contratar con una empresa la prestación del servicio y esta ir agregando áreas de cobertura. ¿Interesante?

Regresando al origen de esta chequera, la primera después de un reconfortante descanso de dos semanas, le comento: El pleno de la Cofetel tendrá diez días para emitir la primera convocatoria del Programa de Licitaciones de Espectro, aunque ya sabemos que para ellos los tiempos sugeridos no siempre coinciden con los tiempos posibles, dadas sus limitantes de infraestructura humana y técnica, no precisamente por capricho.

Fuente: El Financiero, Alicia Salgado, México