Toyota Motor anunció una inversión de 1.5 billones de yenes (unos 11,500 millones de euros) hasta 2030 en el desarrollo de baterías para vehículos eléctricos e híbridos.
La inversión forma parte de la estrategia de la compañía para impulsar sus vehículos con bajas emisiones, y frente a la competencia creciente sobre este tipo de automóviles entre los gigantes del sector.
De esos 1.5 billones, dirigirá un billón de yenes (7,700 millones de euros) a incrementar sus líneas de producción para baterías, explicó su director de tecnología, Masahiko Maeda.
Toyota también se ha propuesto reducir al 50% el costo de sus baterías para 2030.
La multinacional nipona tiene, asimismo, la meta de convertirse en el primer fabricante que equipa sus vehículos electrificados producidos en serie con baterías de estado sólido, algo que prevé conseguir durante el primer lustro de esta década y que supondría una enorme ventaja competitiva al alargar de forma notable la autonomía de los automóviles.
En el último ejercicio fiscal nipón, que terminó el pasado marzo, Toyota logró sobreponerse al impacto de la pandemia de la covid y aumentó su beneficio neto un 10.3%, y espera incrementarlo un 2.4% más en el año fiscal en curso a medida que el sector se recupera.