Comprar y vender en bitcoins puede parecer difícil pero su uso es tan sencillo como el de otras aplicaciones, según reconocen los expertos. En España se puede pagar una noche de hotel u obtenerlos en un cajero, aunque todavía está lejos de Japón, donde el Gobierno ya lo reconoce como medio de pago.
‘Si sabes usar WhatsApp, sabes usar un monedero digital con bitcoin. Facebook tiene muchos más botones’, asegura Leif Ferrera, director de bit2me, una web española dedicada a la compra y venta de esta moneda virtual.
Bitcoin fue creada en 2009 por el misterioso Satoshi Nakamoto, un desarrollador o grupo de desarrolladores, que creó la moneda virtual tras el estallido de la crisis económica con el idealista objetivo de que esta moneda sustituyera al dinero.
Las unidades de bitcoin no se pueden duplicar, no necesitan intermediarios para sus transacciones, tiene código abierto y no está controlada por bancos ni gobiernos. Hace un año un bitcoin cotizaba a poco más de 500 dólares, esta semana ha superado la barrera de los 4,000 dólares, muy por encima del oro.
Pese a su generalización, España todavía está lejos de los países asiáticos, donde su uso es más común, y gigantes del comercio de internet como Rakuten aceptan esta moneda.
Bitcoin ‘es dinero, pero mejor que el dinero’ con transferencias sin intermediarios, ‘rápidas y seguras’; subraya Ferreira.
Para usar bitcoines solo hace falta contar con un monedero digital -hay muchos y se descargan de manera gratuita-, acceder a una página dedicada a la compraventa de esta criptomoneda y proceder a su compra.
Una vez realizada la transacción, se descarga la moneda recaudada, que se podrá gastar a través del mismo monedero en los establecimientos que lo acepten.
Los clientes de Ferreira, que fundó su empresa a finales de 2014, se dividen entre aquellos usuarios que reciben pagos o compran en internet con bitcoin -por ejemplo un informático freelance que trabaja para clientes en distintos países-; gente que envía remesas al extranjero o inversores a largo plazo.
Este último grupo es el que está detrás de la alta especulación y volatilidad que afecta a esta criptodivisa, según señala Jorge Orvás, profesor universitario y fundador de NevTrace, un laboratorio de tecnología blockchain ubicado en España.
A su juicio, el bitcoin se ha convertido en una moneda de inversión, muy pocos las adquieren para comprar, la mayoría de inversores la compran para guardarlas y ‘hacer negocio’ o especular con su venta, indica.
El uso de bitcoin todavía tiene una ‘complejidad importante para el gran público’, aunque para las empresas puede tener ‘una gran utilidad’, ya que su uso no es más complicado que el del TPV con el que realizan los pagos con tarjetas.
‘La web Destinia lo usa desde 2014 y reconoce que tiene buen retorno’, explica Orvás, quien pese a su popularización entre el público todavía ve muchos problemas en la moneda virtual: no lo controla nadie, no tiene una respaldo oficial detrás, las comisiones para compras de pequeño valor son altas y la transacción tarda cada vez más porque su red está ‘congestionada’.
Pero Bitcoin no es la única moneda digital, sí la más popular, la que lleva ‘más tiempo’ y la más segura, asegura. Monedas como Ethereum o Ripple han surgido en los últimos años y también han experimentado una importante revalorización.
La propia bitcoin se partió en dos a principios de agosto por un desacuerdo en la comunidad que la gestiona, y nació bitcoin cash, con la que se espera que las transacciones sean más cortas.
Aunque su futuro es incierto, los analistas ven mucho potencial en la tecnología que está detrás de bitcoin, el blockchain -cadena de bloques-, que apunta a ser una de las próximas revoluciones de sectores como la banca y las comunicaciones.
Esta disruptiva tecnología ofrece la posibilidad de hacer transacciones seguras y verificables en internet: con una base de datos descentralizada, que no puede ser alterada y entre personas que no tienen confianza entre ellas.
‘En el futuro todos utilizaremos moneda virtual y aplicaciones basadas en tecnología blockchain, con las que poder enviar dinero de una persona a otra directamente, es decir, herramientas inspiradas en esta moneda’, vaticina Orvás.
EFE