La Unión Europea (UE) está marcando el ritmo en la adopción de vehículos eléctricos (EV) y se ha convertido en el líder mundial tras destronar a China en 2020.
Según datos de Statista, en la UE se habrán vendido 4.4 millones de unidades EV para 2026, impulsados por una creciente conciencia sobre el medio ambiente.
El mercado europeo de autos eléctricos alcanzará los 11.9 millones de unidades, con una tasa compuesta anual del 29.6% entre 2021 y 2028. El crecimiento está siendo impulsado por varios factores, principalmente las iniciativas de la UE para reducir las emisiones.
La UE ha ratificado la Ley Climática Europea que tiene como objetivo la neutralidad climática antes de 2050. Esa ley también busca reducir las emisiones de GEI un 55% por debajo de los niveles de 1990 para 2030.
Este movimiento ha hecho que los países implementen políticas que fomentan el uso de vehículos eléctricos, incluida la introducción de normas más estrictas y estándares de emisiones de CO2.
Estos estándares requieren que los fabricantes de automóviles produzcan vehículos más eficientes. Se implementarán gradualmente a lo largo de varios años para estar listos para su implementación total para 2030.
Como resultado, los fabricantes de automóviles están invirtiendo fuertemente en programas de investigación y desarrollo para desarrollar motores más eficientes en combustible y vehículos híbridos que puedan funcionar tanto con gasolina como con electricidad.
Además de las leyes ambientales, los gobiernos de la UE también están incentivando la producción y adopción de vehículos eléctricos. A través de subsidios, alientan a los fabricantes a deshacerse de los ICE en favor de los eléctricos. Del mismo modo, están ofreciendo exenciones de impuestos para las personas que los adquieren.
Además, ha habido una rápida expansión de la infraestructura de carga y la tecnología de baterías, lo que también hará que los vehículos eléctricos sean más atractivos para los consumidores y las empresas.
Además, los precios de las baterías de los autos eléctricos han disminuido con el tiempo, lo que ha reducido los costos de producción y las ha hecho asequibles para más consumidores.
Los coches eléctricos ya están funcionando como parte de los sistemas de transporte público en muchos países europeos, incluidos Noruega y Francia. Esta tendencia continuará a medida que más ciudades intenten reducir su huella de carbono a través de soluciones de transporte de bajas emisiones, como autobuses o taxis eléctricos.