Los termostatos inteligentes, fabricados por empresas como Hive, Ecobee, Tado y Google Nest, se se han vuelto particularmente útiles, a medida que la crisis energética de Europa ha empeorado.
Estos aparatos incluso recibieron un impulso directo de la Unión Europea, que a principios de este año dijo que su objetivo sería llevar 1.5 millones de dispositivos de este tipo a los hogares europeos, como parte de un intento por alejar al continente de la dependencia de energía rusa.
Pero existen algunos obstáculos importantes para la adopción generalizada de termostatos inteligentes que, según un estudio estadounidense del año pasado, se utilizan en menos del 20% de los hogares.
Una limitante es el costo: ¿comprar un sistema de calefacción inteligente para el hogar cuesta más que los ahorros que produce?
Al examinar la factura de energía, sucede que después de instalar los nuevos sistemas de calefacción se usa aproximadamente un 30% de energía, que no compensa el aumento del 150% en el costo de la energía, pero marcó la diferencia.
Los termostatos inteligentes también podrían ser buenas noticias para las compañías de energía, que están tratando de alentar a las personas a usar menos energía, en parte debido al costo, pero también debido a los desafíos de almacenarla y suministrarla.
