El ciberacoso o cyberbullying es una amenaza mucho más peligrosa para los niños de lo que muchos padres creen, ya que puede provocar serios problemas de salud y de adaptación social.
Curiosamente, los niños de entre 8 y 16 años de edad son más cautelosos con esta amenaza, en comparación con sus propios padres. El 13% de los niños y el 21% de los padres considera que es inofensivo, según el estudio ‘Growing Up Online – Connected Kids’, realizado por Kaspersky Lab e iconKids & Youth.
Al 16% de los niños encuestados le preocupa más ser intimidado en línea que fuera de línea, mientras que el 50% teme en la misma proporción tanto al acoso en la vida real, como en la virtual.
El estudio también encontró que sólo el 4% de los niños admitió ser intimidado en línea (en comparación con el 12% en la vida real). En 7 de cada 10 casos las consecuencias fueron traumáticas.
El acoso en Internet afectó seriamente el bienestar emocional de los menores de edad: los padres de un 37% de las víctimas informaron de una disminución en la autoestima, el 30% observó un deterioro en su rendimiento escolar, y el 28% mencionó la depresión.
Además, el 25% de los padres dijo que el acoso cibernético había interrumpido los patrones de sueño de sus hijos y les había causado pesadillas (21%). Otro 26% de los padres notó que sus hijos habían comenzado a evitar el contacto con otros niños, y el 20% descubrió que sus hijos sufrían de anorexia.
De igual manera, el 20% de los niños fue testigo del acoso a otros en línea, e incluso un 7% de los casos participó en el acoso. La encuesta muestra que los niños a menudo ocultan a sus padres los incidentes de acoso cibernético, lo que hace aún más complicada la tarea de protegerlos, aunque no imposible, afortunadamente.
El ciberacoso es una de las cosas más peligrosas que puede encontrar un niño en Internet, ya que puede tener un impacto negativo en su psiquis y causarle problemas para el resto de su vida, de acuerdo con Andrei Mochola, de Kaspersky Lab.
La mejor solución en este caso es hablar con su hijo y utilizar un software de control parental que le ponga sobre aviso de cualquier cambio sospechoso en la página de su red social.