Según las empresas de tecnología y programación, es posible votar desde cualquier móvil o computadora, sin embargo, aún falta una legislación, una infraestructura informática independiente, la concientización de la ciudadanía, el compromiso de los poderes públicos y además plenas garantías de seguridad.
Alfonso Dopico, consultor estratégico en GFI, asegura que a la larga sería más barato que el actual sistema de votación física.
En cuanto a la seguridad cibernética, haría falta una fuerza bruta tan grande que nadie tiene la tecnología para hacerlo.
El blockchain en el sistema de sufragio sería como un tetris en el que cada voto forma parte de un mosaico y está asociado a otros elementos aplicados y verificados en multitud de dispositivos, por lo que alterar uno obligaría a hacerlo sobre más de la mitad de las computadoras y móviles que participan en la cadena y al mismo tiempo.
En países como Estonia, uno de los más avanzados en votos y servicios electrónicos, se permiten los sistemas tradicionales y los digitales; y el 44% de los votantes de los pasados comicios recurrieron a esta última forma.
En este país, el DNI contiene dos certificados digitales distintos: uno para confirmar la identidad del titular y el otro para permitir que ese individuo firme documentos con una firma digital. En ambos casos, el ciudadano cuenta con códigos PIN especiales. De esta forma se dificulta la usurpación de identidad.
Dopico señala que para casos de participación ciudadana en sistemas electorales o de consulta, sería necesaria la creación de una blockchain pública con todas las garantías legales y de control, algo que en su opinión es perfectamente viable y, además, garantizaría la seguridad del proceso.