Los gigantes tecnológicos a cuyos servidores supuestamente tuvo acceso la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) se enfrentan a una lucha por mantener la confianza de unos consumidores que desde hace años vuelcan su intimidad en la red.
Según lo revelado por Edward Snowden, extécnico de la CIA y subcontratista de la NSA a los periódicos The Washington Post y The Guardian, la NSA y el FBI recaban datos directamente de los servidores de Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, PalTalk, AOL, Skype, YouTube y Apple a través del programa PRISM -cuya existencia aseguran desconocer cada una de esas empresas- para espiar contactos en el extranjero de sospechosos de terrorismo.
En esa lista destaca la ausencia de nombres como Twitter, que supuestamente habría rechazado cooperar con el Gobierno estadounidense, y Amazon.
Google ha reiterado en varias ocasiones que no facilita el acceso directo a sus servidores al Gobierno y que sólo cede información cuando reciben una orden judicial, como está establecido por la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA).
«Los informes que sugieren que Google está dando acceso sin límites a datos de nuestros usuarios son falsos», dijo el cofundador de la empresa, Larry Page, en el blog oficial de la compañía, un mensaje en la misma línea que el realizado por Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, quien calificó dicho supuesto de «intolerable».
Por el momento ambas empresas han pedido permiso a las autoridades federales estadounidenses para revelar datos sobre cómo actúa cuando el Gobierno recaba información de casos que alegan que afectan a la seguridad nacional.
Este jueves David Drummond, jefe de Asuntos Legales de Google, dijo al canal público PBS que cuando reciben una orden judicial para entregar datos al Gobierno estadounidense, lo hacen a través de un sistema de transferencia de datos FTP seguro y establecido por la agencia gubernamental implicada, por lo que en ningún caso el Gobierno tiene acceso directo a los servidores de la multinacional.
Pese a esas explicaciones, queda por determinar el alcance y el modo de operar de PRISM, que según el director nacional de Inteligencia, James Clapper, se realiza con el «conocimiento» de las empresas de internet implicadas y con el objetivo de «facilitar» la vigilancia de datos en el extranjero tal y como autoriza el Congreso.
Muchos se preguntan ahora cómo estas empresas pueden asegurar la privacidad de los datos de sus consumidores si, tal y como sostienen, no conocían que el Gobierno tuviese ese tipo de acceso a sus servidores.
«Es la clásica tormenta del peor tipo, nadie puede defenderse porque se trata de seguridad nacional», dijo al portal Politico un ejecutivo de Microsoft que pidió no ser identificado.
«Cuando todo esto acabe, lo mejor que podemos esperar es que la gente crea que es en nuestro mejor interés proteger sus datos y que hacemos todo lo que podemos para lograrlo. ¿Será suficiente nuestra palabra?», añadió.
Holmes Wilson, cofundador del grupo en defensa de los derechos online Fight for the Future, afirmó que los sistemas establecidos para la obtención de esos datos presentan profundos problemas de privacidad.
«Estas compañías sostienen que no han dado acceso directo a sus servidores, pero lo que han creado es un mecanismo legal y tecnológico complejo que actúa de la misma manera. Dios sabe qué otras agencias gubernamentales tienen acceso a esa información», comentó a The Guardian. «Hay un potencial de abusos tremendo», añadió.
El presidente estadounidense, Barack Obama, indicó que los programas de espionaje de llamadas y comunicaciones en internet cuentan con un «amplio apoyo bipartidista» en el Congreso, «ayudan a prevenir ataques terroristas» y son revisados por su equipo de asesores y el poder judicial.
«No se puede tener 100 por cien de privacidad y 100 por cien de seguridad», declaró.
The Guardian reveló la semana pasada que la NSA y el FBI recogen todos los días registros de llamadas de millones de clientes de la operadoras de telefonía, en virtud de una orden judicial secreta.
Acerca de PRISM, Obama señaló que dicho programa «no se aplica a ciudadanos estadounidenses o personas que residen en Estados Unidos».
Por el momento los analistas no han especificado el impacto financiero que pueden tener estas revelaciones, pero se considera que éste, en caso de producirse, sería mínimo dado el nivel de integración de servicios como Google o Facebook en la sociedad actual.
EFE