Para saber hasta dónde tienen que llegar los chatbots antes de que se pueda confiar en ellos para responder incluso a las preguntas más básicas, habría que preguntarle a Microsoft o a la inteligencia artificial de Google.
Las empresas son conscientes de que las máquinas son imperfectas.
Microsoft tomó medidas para limitar el tipo de conversaciones en las que participaría el chatbot y está adoptando un enfoque deliberadamente lento para dar la bienvenida a las personas fuera de la lista de espera.
Por su parte, el chatbot de Google ni siquiera está disponible para el público todavía.
Sin embargo, Google permitió que un reportero de Bloomberg pasara el tiempo con una herramienta llamada LaMDA Test Kitchen, que ayuda a demostrar la tecnología en la que se basa la IA de Bing.
La demostración del Google solo hacer tres cosas: generar listas, ‘imaginar’ escenarios y tener conversaciones.
Google y Microsoft han dicho que tienen mucho más trabajo por hacer para que sus inteligencias artificiales sean más confiables.
Google al menos tiene el lujo de hacer eso en gran medida fuera del ojo público, mientras que en Microsoft absorbe la tensión y las críticas. No se puede decir qué estrategia será mejor al final, y los chatbots tampoco parecían saberlo.
