IBM deja de comercializar servicios de reconocimiento facial y pide un diálogo nacional sobre si deben utilizarse en absoluto en Estados Unidos, declaró el director general de IBM, Arvind Krishna.
A estas declaraciones se unió una carta de Krishna que envió en apoyo a un nuevo proyecto de ley destinado a reducir la violencia policial y aumentar la rendición de cuentas en el país norteamericano, y que ya ha sido compartida por la CNBC.
Ambas cosas se encuentran relacionadas, pues como señala el director general de IBM en la carta enviada: ‘IBM se opone firmemente y no aprobará el uso de ninguna tecnología, incluida la tecnología de reconocimiento facial ofrecida por otros proveedores para la vigilancia masiva, la elaboración de perfiles raciales, las valoraciones de los derechos humanos y las libertades básicas, o cualquier otro propósito que no sea coherente con nuestros valores y principios de confianza y transparencia. Creemos que ha llegado el momento de iniciar un diálogo nacional sobre si los organismos nacionales encargados de ofrecer cumplir la ley deben emplear la tecnología de reconocimiento facial y cómo hacerlo’.
A pesar de que la compañía cuenta con la base de datos faciales más diversa del mundo (un sistema es tan bueno como la información que se introduce en ellos), la realidad es que el reconocimiento facial no parece haber aportado una importante suma monetaria. La tecnología está en su tierna infancia y son pocos los destinos en que se aplica.
La carta de Krishna también dice que ‘los vendedores y usuarios de los sistemas de inteligencia artificial tienen la responsabilidad compartida de garantizar que se compruebe la parcialidad de IA, en particular cuando se utiliza en la aplicación de la ley, y que se audite y notifique dicha prueba de parcialidad. Estas declaraciones suponen un ataque a otros desarrolladores de la tecnología, como es Amazon, que han sido señalados por la mala calidad de su sistema de reconocimiento facial, pero no han dejado de comercializarlos’.
El proyecto de ley que se está llevando a cabo en Estados Unidos y del que se hace referencia en la carta, tiene docenas de copatrocinadores en la Cámara y el Senado del país, y aborda una amplia variedad de problemas que enfrentan los departamentos de policía y aquellos a los que vigilan.
Entre otras cosas, amplían los requisitos para las cámaras corporales, pero limita el uso del reconocimiento facial en relación con ellas. Proporcionaría subvenciones para el hardware pero sólo si se usan bajo protocolos desarrollados y listados públicamente.