Una batalla entre dos colosos de la tecnología está ganando fuerza en Estados Unidos y, cualquiera que sea el ganador, el resultado cambiará la manera en que millones de personas de todo el mundo se conectan a Internet.
Por un lado está Qualcomm Inc., que se convirtió en una potencia de la tecnología al crear los cerebros de cientos de millones de celulares de la llamada tercera generación.
Por el otro lado está Intel Corp., que ha dominado durante años el mercado de los microprocesadores para las computadoras.
Aunque provienen de distintos segmentos de mercado, ambas se enfrentan en un nuevo campo de batalla: el acceso inalámbrico a Internet.
Qualcomm e Intel están desarrollando nuevas tecnologías que permiten que los consumidores se conecten de manera inalámbrica a la Web, ya sea a través de un celular o una computadora portátil y, potencialmente, incluso desde MP3 o cámaras de video.
Este mes, Intel se anotó una primera gran victoria cuando Sprint Nextel Corp., la tercera operadora de celulares más grande de Estados Unidos, anunció que invertiría hasta US$3.000 millones para crear una nueva red basada en la tecnología que apoya el fabricante. Se trata de WiMax, un sistema que promete acceso inalámbrico y de larga distancia a Internet a velocidades similares a las de las conexiones de banda ancha.
La batalla enfrenta a dos gigantes de la industria de los chips que durante dos décadas apenas se habían cruzado. Intel, un pionero de Silicon Valley, ha vendido más de 1.000 millones de chips para computadoras portátiles y de escritorio. Qualcomm, cuya sede está en San Diego, California, fabrica chips para teléfonos celulares y posee varias patentes importantes en ese rubro. Ahora ambas empresas buscan definir el futuro de las comunicaciones inalámbricas de Internet.
Independientemente de qué empresa gane, los consumidores terminarán con más opciones para conectarse a Internet. Actualmente, la mayoría de los usuarios usa las conexiones de alta velocidad que ofrecen las empresas telefónicas o de cable. Pero las tecnologías que están impulsando Qualcomm e Intel ofrecen la posibilidad de conectarse a la Web desde el patio o desde un parque, en realidad desde dónde sea y con una amplia gama de aparatos nuevos.
Esta batalla también representa un temprano desafío para los presidentes ejecutivos de ambas empresas, que asumieron sus puestos el año pasado. Paul Otellini, de 55 años, es el primer máximo ejecutivo de Intel que no proviene del mundo de la ingeniería. Otellini ha impulsado una tecnología exitosa que permite a la gente usar Internet inalámbrico desde cafés y aeropuertos. A través de un sistema que no será propiedad de Intel pero que creará una gran demanda por sus chips, Otellini espera cubrir ciudades enteras con acceso inalámbrico a Internet a un precio asequible.
Paul Jacobs, de 43 años, que sucedió a su padre al mando de Qualcomm, ha de defender a la compañía de rivales que la atacan tanto desde el mercado como desde los tribunales. Algunos de los mayores fabricantes de celulares, resentidas por las altas regalías que le deben pagar a Qualcomm por sus patentes, como Nokia y Ericsson, han demandado a la empresa por un supuesto monopolio en Europa.
El apoyo de Sprint al sistema WiMax sugiere que Qualcomm probablemente no reinará en este nuevo imperio de la misma forma como lo ha hecho en la telefonía móvil. Sin embargo, la competencia será feroz. «Parece que no habrá ninguna empresa dominante», dice Monica Paolini, experta en tecnología inalámbrica de Senza Fili Consulting.
Aunque Qualcomm sigue siendo una empresa altamente rentable, y su relación con las operadoras celulares continuará llenando sus arcas por un buen tiempo, el precio de sus acciones ha caído casi 30% desde mayo de este año.
La primera incursión de Intel en el mundo inalámbrico fue con la tecnología Wi-Fi, que permite que alguien que tenga acceso a una conexión de Internet por cable o DSL pueda transmitir las ondas en un radio de 30 metros o más. Esta tecnología se volvió muy popular en cafés y aeropuertos. Aunque Wi-Fi no pertenece ni es comercializada por una empresa única, Intel contribuyó a popularizar la tecnología cuando comenzó a fabricar chips para computadoras portátiles que incluían el sistema Wi-Fi.
Pero los ejecutivos de Intel pensaban que se podía ir más allá. Así, comenzaron a buscar una tecnología de mayor alcance que atrajera a operadoras celulares más importantes. Esto la condujo a WiMax, otra tecnología sin dueño.
Mientras Intel intensifica sus esfuerzos, Qualcomm no se ha quedado inmóvil. El año pasado, adquirió por US$600 millones a Flarion Technologies Inc., una compañía estadounidense que ha desarrollado una tecnología inalámbrica para competir con WiMax. Además, Qualcomm aún tiene un as bajo la manga: tiene varias patentes significativas que cubren partes del estándar WiMax, con lo que podría pedir regalías a las empresas que produzcan componentes para las redes WiMax.
Fuente: The Wall Street Journal, Amol Sharma y Don Clark