Más de 52,000 personas han respaldado una iniciativa en Italia que busca restringir el uso de móviles a menores de 14 años y el acceso a redes sociales a menores de 16. La propuesta, impulsada por un pedagogo y un médico, ha ganado rápidamente el apoyo de especialistas, partidos políticos, escritores, actores y cineastas.
El argumento de la campaña se basa en estudios de neurociencias que señalan cómo ciertas áreas del cerebro, esenciales para el aprendizaje cognitivo, no se desarrollan plenamente si los menores dedican tiempo a actividades digitales en lugar de vivir experiencias en el mundo real. Según el documento, esto puede llevar a alteraciones en el desarrollo de la materia blanca, clave para el aprendizaje de la lectura y escritura.
Lanzada el 10 de septiembre, la petición cuenta con más de 52,000 firmas, incluyendo reconocidos autores como Bruno Tognolini y Silvia Avallone, además de actores y directores de renombre como Stefano Accorsi, Valeria Golino y Pierfrancesco Favino, todos parte de la Unión Nacional de Intérpretes de Teatro y Audiovisual (UNITA).
La propuesta ha sumado también el respaldo de las principales formaciones políticas, como Hermanos de Italia (FdI), partido de la primera ministra Giorgia Meloni, el Partido Demócrata (PD), el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y Acción. La senadora Lavinia Mennuni (FdI) y la diputada Marianna Madia (PD), ambas promotoras de proyectos de ley para proteger a los menores en el entorno digital, han apoyado públicamente la iniciativa en un evento celebrado en la Cámara de Diputados.
Desde el PD, Simona Malpezzi destacó la necesidad de concretar esta unidad política en acciones, subrayando que las familias no deberían ser las únicas responsables de proteger a los menores frente a la influencia de las plataformas digitales.
El pedagogo Daniele Novara aclaró que la iniciativa no busca restringir el uso de tecnología de manera tajante, sino brindar a los padres herramientas para gestionar mejor estos recursos. Según su planteamiento, se trata de establecer normas claras, tal como se hace con el alcohol y el tabaco, para proteger el desarrollo de los más jóvenes de manera informada y basada en evidencias científicas.