Los auriculares son ya un fenómeno de masas que, si bien sirven para escuchar canciones y realizar llamadas, también se usan para aislarse, y se usan incluso apagados para evitar interrupciones.
Este fenómeno fue destacado por el Wall Street Journal en un artículo en el que se destaca cómo, en ese país, son cada vez más los que optan para enviar un claro mensaje al mundo: no quiero hablar con nadie.
Y es que ya es una imagen habitual en los transportes públicos de las principales capitales ver a los viajeros cómo se aíslan pasando inadvertidos, y sobre todo evitando conversaciones que pueden importunar.
Sin embargo, lejos de considerar este hábito como pernicioso, algunos expertos valoran la posibilidad que ofrecen los auriculares de buscar ‘refugios’ ante la avalancha de estímulos y mensajes a los que estamos sometidos.
El auricular es un mensaje al mundo: quiero estar tranquilo, no me hables.
En algunos casos, muchos portadores de auriculares inalámbricos ni siquiera son conscientes de que los llevan puestos, lo cual podría ser riesgoso cuando se está en la calle.
Este hábito puede tener connotaciones negativas: una persona que lleva todo el día los auriculares puestos ‘está emitiendo un mensaje de desinterés por las personas que lo rodean’, según explica Ignacia Arrubarrena, Doctora en Psicología, Profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco.
No obstante, esta experta ve aspectos positivos en el uso de los auriculares como ‘aislantes’: buscar y disponer de espacios de aislamiento para la tranquilidad y la reflexión personal no solo es beneficioso, sino necesario.
‘Uno de los problemas de hoy día es la dificultad para disponer de esos espacios, incluyendo muchas personas jóvenes, que dedican gran parte de su tiempo a relacionarse con los demás a través de las nuevas tecnologías y poco tiempo a solas consigo mismos.