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La inteligencia analítica (primera de dos partes)

Sabía usted que actualmente es posible conocer en tiempo real si un producto o servicio tendrá éxito y ¿cuál será la reacción de los clientes tras su lanzamiento si se gestionan adecuadamente los sistemas y las tecnologías, y si se interpreta correctamente la información recabada?

La información es uno de los activos más valiosos en una empresa, su valor real depende de cómo es tratada, del tiempo que se emplea en procesarla y traducirla en el lanzamiento de productos o servicios, así como en qué medida
se utiliza eficientemente y es cualitativamente mejor que la de las compañías competidoras.

Aplicar adecuadamente la Inteligencia Analítica de Negocios permite conocer los patrones de comportamiento y tendencias de los clientes, basándose en un correcto análisis y segmentación para la selección de los mejores productos y/o servicios de su portafolio de negocios y ofrecerlos a los mejores candidatos del mercado, logrando así la captación de nuevos clientes y la retención de los más rentables.

Es incuestionable el hecho de que los procesos de inteligencia de negocio han dejado de ser un aspecto teórico para convertirse en parte esencial de la gestión empresarial, que permite la posibilidad de conocer con exactitud quiénes son sus clientes, dónde están, cómo son, su comportamiento, qué es lo que quieren, además de responder a preguntas claves como: ¿Quiénes son los clientes verdaderamente rentables? ¿qué es lo que puede ofrecerles? ¿cuál es el mejor medio para contactarlos? ¿cuál es la manera más rentable de hacerlo? ¿qué probabilidad hay de que le abandonen? ¿cuántos pueden incrementar su cartera de pedido?.

Dichos procesos de inteligencia de negocio dan a conocer el funcionamiento de los procesos internos de una empresa y ofrecen respuestas a preguntas igualmente esenciales como: ¿Cuánto me cuesta cada uno de sus productos o
servicios? ¿cuáles son verdaderamente rentables? ¿dónde están las pérdidas? ¿cuánto cuesta conseguir un nuevo cliente? ¿qué departamentos funcionan adecuadamente? ¿cómo dimensionar cada uno de ellos? ¿qué servicios puede
externalizar?. En fin, una larga lista de importantes cuestionamientos que están vinculados de manera directa o indirecta con el éxito o el fracaso de su negocio, o que comprometen su crecimiento y competitividad.

La inteligencia en el negocio es fuente de innovación, cada día es más notable su desarrollo y es más accesible a todo tipo de empresas. Cualquier organización está en condiciones de proveerse de sistemas para almacenar información y analizarla para obtener conocimiento inteligente para su negocio. El conocimiento inteligente puede ser la base de ventajas competitivas, si se sabe cómo manejarlo y cómo aprovechar al máximo sus posibilidades. Cuando todas las empresas tienen posibilidades de acceso similares a los recursos de capital, a la tecnología, a los estudios de mercado o a las redes de distribución, el factor clave que marca la diferencia entre unas y otras puede ser la capacidad de tomar decisiones de calidad dentro de la organización.

Cabe mencionar que identificar lo que observan los clientes en un negocio es estratégico y le permite conocer saber su posición en el mercado y le permite tomar decisiones en dos formas básicas: si tiene el producto ¿qué cliente es
más propenso a comprarlo? o si tiene al cliente ¿qué producto estaría dispuesto a adquirir?. En ambos casos se deben de tener descripciones de qué valores ofrecen sus productos y qué afinidad de valores tienen los productos con sus
clientes.

Las organizaciones han observado que las aplicaciones como análisis estadístico, análisis predictivo y minería de datos pueden ayudar a las empresas a tomar mejores decisiones. Pero esto ha sucedido en cierto grado y, además, el verdadero soporte para la toma de decisiones es algo más que informes, gráficos o indicadores de rendimiento.

Al añadir la capacidad de análisis avanzado a la Inteligencia de Negocio, las empresas pueden examinar cada etapa por la que atravesó su organización y determinar cómo responder más rápido y con mayor creatividad a los nuevos
desafíos, en línea con sus objetivos estratégicos globales.

Fuente: El Economista, Alejandro García, Director Comercial Sector Privado de SAS Latinoamérica Norte