Las funcionalidades de los sistemas pueden ser efectivos, pero falta el otro factor de la ecuación: la responsabilidad personal en el uso de la red.
Cuando hacemos uso de las redes sociales, automáticamente nos sumamos a un proceso digital del cual formamos parte y simplemente nos incorporamos a su engranaje.
Lo anterior lo llevamos a cabo sin que necesariamente tengamos una conciencia clara y objetiva de las implicaciones que, en términos de seguridad y privacidad tiene la entrega de datos personales, íntimos y privados que divulgamos indiscriminadamente en las redes sociales.
Esta postura ante las redes nos vuelve vulnerables frente al acecho permanente de rastreadores de información que, aprovechando la hiperconectividad en que vivimos y las nuevas tecnologías como inteligencia artificial, internet de las cosas y la analítica de datos, pueden afectarnos directamente de múltiples maneras.
Ante esta situación y la necesidad de mantenernos informados y alertas, existen entidades como ESET Latinoamérica, que identifica qué tipo y cantidad de información se comparte en las distintas plataformas, aplicaciones y navegadores que existen, y que forman parte ya de nuestra vida cotidiana.
Es imperativo precisar los elementos de riesgo y las precauciones necesarias para cumplir con nuestro compromiso, de tal manera que los sistemas efectivos de protección en la red y la responsabilidad compartida sean los factores que resuelvan la ecuación: seguridad y privacidad en la red.