La película ‘El Libro de la Selva‘ se filmó prácticamente de manera integral en un estudio de Los Angeles, con un único protagonista vivo: el niño Neel Sethi de 13 años de edad y desde luego 800 personas que trabajaron durante un año.
El filme, que se desarrolla en la jungla india, tiene 226 personajes animales que fueron creados por la multinacional londinense Moving Picture y la compañía Neozelandeza Weta Digital.
El director estadounidense Jon Fabreau, decidió filmar esta película dentro de un estudio donde no había una sola planta, para lo cual trabajaron 800 artistas gráficos durante más de un año para crear una jungla hiperrealista.
Las tecnologías empleadas son un secreto, pero la espina dorsal de este tipo de programas es Maya, un software de animación modelado con simulación y renderización en 3D, que usó Félix Balbás, cofundador del estudio Minimo VFX, para construir la parte mecánica y anatómica del hipogrifo de la saga de Harry Potter.
A juicio de Balbás, el Oscar está ‘merecidísimo’. El equipo de la multinacional creó nuevos programas de software para simular de manera exacta los músculos, la piel, el pelaje y hasta los bigotes de 54 especies diferentes de animales.
Hay programas para todo, como Houdini, la herramienta experta en crear efectos como partículas de agua y objetos que rebotan o se destruyen. ‘Hay muchos avances en realidad virtual: procesadores de geometría, de texturas… Nuestro trabajo es un aprendizaje continuo. Cada año hay que actualizarse y, si algo no existe, hay que crearlo’, comenta Ruth Asencio, Directora del departamento de bocetos de MPC en Montreal, Canadá.
‘Los efectos en El Libro de la Selva son alucinantes. La selva no es real, es una selva digital. Todo es digital. Es un Oscar merecido’, comenta Marcos Fajardo, un ingeniero español que ha sido premiado este año con un Óscar técnico por haber inventado Arnold, un software que simula el recorrido y los rebotes de la luz. ‘»Lo que consigue Arnold es que nuestro ojo, ante una combinación de actores reales y fondos en 3D no sepa diferenciar lo real de lo ficticio’, explica Fajardo.
Sin embargo, ‘es importante trabajar con lo último en software, pero la calidad de los efectos depende de los artistas’, afirma Laila Alomar, productora de efectos visuales .
‘El que decide qué botón tocar y cuándo es el que crea la magia’, afirmó Ruth Asensio.
Con información de El País