Hay una razón que nos une y que define nuestra trascendencia en el mundo: valer más.
Reid Hoffman, el creador de LinkedIn, no inventó un mundo cuando creó esta red social: solo puso a disposición de los usuarios de internet un espacio digital para repetir lo que se hace fuera de la red, con el beneficio de que ese espacio pueda documentar la historia laboral de una persona de inicio a fin:
- Dónde y cuándo trabajó.
- En qué proyectos participó.
- Con quién se relacionó en esos proyectos.
- Cuál fue su desempeño.
- Quién lo recomienda y en qué lo recomienda.
- Cuál es su legado laboral.
LinkedIn ayuda a los usuarios a poner toda esa información en un formato estándar para que, cualquiera que esté dispuesto a pagar por su conocimiento, su experiencia, sus relaciones y competencias, los pueda encontrar y ponerse en contacto con ellos.
Desde la perspectiva de los empleadores, y en especial de las empresas de reclutamiento y selección, el reto está precisamente en ubicar, atraer, evaluar y firmar a la mejor persona para el mejor puesto, haciendo la relación entre las expectativas e intereses de ambas partes.