Diagnosticar con antelación el coronavirus ha sido uno de los factores más complicados para prevenir su expansión mundial. Al margen de la falta de previsión y conocimientos, los síntomas tampoco han ayudado a contener la pandemia.
Fiebre, tos, irritación de garganta y disnea son sus características habituales, lo que facilita al principio con una gripe común. Hasta es posible que los contagiados no presenten sintomatología o esta sea muy leve. De ahí la importancia de los tests.
Para ayudar con estas pruebas, con los relojes inteligentes se pretende detectar el virus, incluso antes de que el propio contagiado lo sepa.
En la Universidad de Stanford y en el Scripps Research Translational Institutee llevan años relacionando datos recopilados por wearables como Fitbit, Apple Watch, Garmin y Biostrap, con virus como la gripe.
Como explica Jennifer Radin, eidemióloga de la división de medicina digital en Scripps Research, si se toma como referencia la media de la frecuencia cardíaca durante el sueño de una persona, resulta más o menos sencillo detectar anormalidades en este patrón.
‘Cada individuo tiene unos valores determinados. Si controlamos esta información con dispositivos inteligentes y vemos alteraciones determinadas, casi podemos prever una gripe en tiempo real cuando se está incubando’, asegura.
A principios de este año, Scripps, en colaboración con Fitbit, publicó en la revista médica The Lancet los resultados de un estudio de dos años sobre el seguimiento de la gripe.
Radin y su equipo analizaron los datos de más de 47,000 usuarios estadounidenses del dispositivo. Prestaron especial atención a los aumentos en la frecuencia cardiaca en reposo y los cambios anormales durante el sueño y los compararon con las estimaciones semanales de enfermedades similares en la región donde viven.
Tal y como destaca la epidemióloga, la información de Fitbit mejoró significativamente los modelos de predicción de la gripe. Los participantes aprendieron acerca de cuánto y cómo cambian los datos del wearable durante una enfermedad. ‘Esto es fundamental para vigilar de antemano una posible pandemia’, añadió.
Con el aprovechamiento de este conocimiento y las similitudes con el coronavirus, se puede poner un granito de arena en la erradicación del COVID-19. El nuevo estudio se llama Detect y se basa en una aplicación móvil diseñada por el instituto.
La intención es crear patrones similares a los de la investigación para detectar enfermedades virales de propagación rápida. Por el momento, solo está disponible en Estados Unidos, pero la intención es exportarlo al mundo.
‘Lo ideal sería contar con tanta información como para establecer una correlación entre los datos recabados y los casos asintomáticos, que son los más complejos que detectar’, concluye Rudin.