Durante el Mobile World Congress que se celebra en Shangai, Oberthur ha lanzado las tarjetas bancarias del futuro, que cambian de código de seguridad cada 45 minutos.
Hoy se han presentado los dos principales diseños, el primero de ellos ha sido probado en 12 proyectos piloto por todo el mundo y este año será adoptado por diferentes bancos europeos.
La tarjeta está especialmente pensada para pagos por internet e incorpora un chip extra, una batería y una pequeña pantalla de tinta electrónica en la que se imprime un código CVV (los tres últimos dígitos de la parte posterior de la tarjeta, imprescindibles para gestionar un pago en Internet) cada 45 minutos.
Oberthur, la multinacional francesa, por conducto de Didier Lamouche, comenta que ‘la situación de la ciberseguridad empeora cada año y no hay sector en el que más se note este hecho, por razones obvias, que el de los pagos. La gente tiene temor y hay razones para ello: sólo el año pasado 1 millón de franceses sufrieron algún tipo de fraude en la banca online. Sobre todo los delitos cibernéticos cometidos sin que la tarjeta de crédito o débito esté presente, que ya supone el 65% de todos los relacionados con las tarjetas de pago. Y el riesgo se va multiplicar por 10 de aquí a 2020 cuando estimamos habrá unos 10,000 millones de aparatos conectados a Internet’.
Con esta tarjeta se impedirá que los delincuentes realicen pagos fraudulentos con la tarjeta del usuario haciendo previamente una copia. El número se genera automáticamente con un complejo algoritmo, de forma que únicamente el sistema del banco conoce cuál es en cada momento. Es algo parecido a una tarjeta de claves, pero mucho más sencillo de utilizar y también más seguro.
‘La batería se ha diseñado para que dure tres años, que es el período típico de sustitución de la tarjeta, y trabajamos en una mejora que permitirá programar la creación de un nuevo código cada 15 minutos sin afectar su vida útil’.
El segundo diseño que se ha revelado el día de hoy, va todavía más allá y pretende asegurar no sólo las compras por Internet, si no también las que se hacen con los sistemas de pago sin contacto.
‘Este prototipo, que ya está muy avanzado y entrará en periodo de pruebas el año que viene, incluye un sensor de huella digital similar, aunque superior, al que utilizan los teléfonos móviles para su desbloqueo. Con estos datos biométricos se asegura que el pago lo realice exclusivamente el titular de la tarjeta, algo que permitirá aumentar el límite del importe que se permite pagar con los sistemas sin contacto, que está limitado para evitar sobresaltos por falta de seguridad’.
Lamouche concluye diciendo: ‘Ahora que se habla de la posibilidad de una sociedad en la que no se utilice dinero en efectivo, es más necesario que nunca hacer que los sistemas que lo sustituyen sean más fiables. De lo contrario, no tiene sentido el cambio. Pero es cierto que los bancos son reacios a adoptar nuevas tecnologías’.
Con información de El País