Pokémon GO, el videojuego de realidad aumentada ha enfrentado, desde su lanzamiento, graves problemas de conexión y funcionamiento a causa de la enorme cantidad de usuarios jugando al mismo tiempo.
La aplicación, que ya está disponible en más de 30 países, ha provocado la caída de los servidores del desarrollador Niantic que no han podido soportar los más de 21 millones de usuarios que quieren entrar a la aplicación simultáneamente.
Para tener un idea, en Estados Unidos ya ha superado su uso a los de Instagram o WhatsApp solamente los últimos 10 días.
‘Niantic se encuentra ahora con un gran problema al que debe dar solución’, explica Alfonso Gómez, director de Fun&Serious Game Festival, uno de los eventos de juegos más importantes en Europa. Una de las complicaciones es que hay que habilitar los servidores en puntos físicos donde el desarrollador sitúa las computadoras que procesan información; por lo que la solución resulta más lenta y compleja, ya que no se puede hacer a gran escala.
Pero además, Niantic no es un corporativo gigantesco que cuente con una gran planta de personal. ‘Al final Nintendo tendrá que salir al frente de esta crisis y apoyar con toda su envergadura, ya que está en juego la marca y la imagen de su gran franquicia: los Pokémon’, sostiene Gómez.
Lo que es un hecho, es que este videojuego ha tomado por sorpresa a todos, incluyendo a la propia empresa ‘que no esperaba la brutal acogida que ha tenido el videojuego en todas partes del mundo, propiciada principalmente por el target tan grande de público al que ha llegado, desde jóvenes a mayores’, comenta Gómez.
Una de las razones de la gran carga en el procesamiento es que el videojuego requiere de conexión permanente a sus servidores para mantener siempre actualizado el posicionamiento de los elementos del juego en el mapa. De estar offline o de no tener una conexión constante, el jugador no podría, por ejemplo, capturar Pokémons al mismo tiempo que sus amigos.
Para no morir en el intento no sólo de lograr, sino de mantener el éxito, el reto es absorber todo su nivel de tráfico sin perder seguidores e intentar aprovechar al máximo el desmesurado éxito antes de que la ola de la moda comience perder fuerza. Lograr este equilibrio puede significar tener y mantener un éxito histórico, sin morir en el intento.
Con información de El País