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Redes metropolitanas de Banda Ancha

Metrópolis de todo el mundo en asociación con empresas privadas, están desarrollando redes inalámbricas de cobertura metropolitana (WiMAX) para ofrecer a sus habitantes cobertura generalizada en espacios públicos para accesar servicios de Internet.

Al respecto, la ciudad de Londres y la empresa The Cloud se asociaron para desplegar una red inalámbrica Wireless Fidelity (WiFi) en el distrito financiero de Londres, con el fin de suministrar acceso a aplicaciones de Internet a usuarios en movimiento y proveer a las empresas del distrito con la capacidad de expandir su infraestructura de comunicaciones e información.

Cualquier proveedor de servicios de Internet podrá utilizar esta red WiFi para suministrar servicios, como: a) Internet de alta velocidad, b) voz sobre servicios WiFi, c) acceso a e-mail enriquecido y d) música, videos y otros entretenimientos.

The Cloud utiliza arquitectura de redes entrelazadas de última generación instalada en el equipamiento urbano como lámparas de alumbrado público y señales de tránsito, permitiendo el acceso a Internet en calles y espacios abiertos mediante dispositivos terminales o laptops con conectividad WiFi.

Desde diciembre del 2006 esta red tiene una cobertura exterior de 95% del distrito financiero de Londres.

Por otra parte, la ciudad de Shanghai y la empresa Cisco están desarrollando una red WiMAX llamada Megacity, la cual estará lista en el 2010. Megacity permitirá además de accesar Internet de alta velocidad, transferir videos de alta definición y conectará a las redes de información y vigilancia municipales para llevar a cabo de manera más eficiente actividades como control de tráfico, monitoreo de seguridad y aplicación de la normatividad ambiental.

Megacity es parte de la visión de los líderes de Shanghai de desarrollar su metrópoli como una ciudad mundial del conocimiento, verde y conectada, proyecto dentro del cual Megacity proporcionará la infraestructura de telecomunicaciones necesaria.

No es fácil que las autoridades de una ciudad y las empresas privadas se pongan de acuerdo con respecto a los requisitos del servicio y las condiciones financieras y tarifarias del mismo. Por ejemplo, en agosto del 2007 Chicago anunció que reevaluaría su enfoque para desplegar una red WiMAX con acceso a Internet de alta velocidad al no haber recibido propuestas aceptables de las empresas interesadas.

Bajo su enfoque inicial, Chicago buscaba un socio privado que desplegara una red WiMAX exclusivamente con sus recursos financieros. Dicha red debería suministrar servicio gratuito en escuelas, parques y otros lugares públicos y garantizar la prestación del servicio, especialmente a escuelas y a vecindarios con escasa cobertura inalámbrica. A cambio, Chicago garantizaría la utilización a largo plazo de su infraestructura de equipamiento urbano.

La autoridades de Chicago afirmaron que «… en Chicago, como en otras ciudades, se contemplo que una red municipal WiFi era la manera adecuada de suministrar acceso barato de alta velocidad a los consumidores… sin embargo, debido al acelerado cambio tecnológico, las condiciones del mercado han cambiado drásticamente», por lo que el elevado costo de construir una red WiFi y la creciente competencia de otros proveedores del servicio, llevan a que redes de cobertura metropolitana tengan escasas posibilidades de éxito sin apoyos financieros del gobierno local.

No es de extrañar este resultado ya que, por ejemplo, un estudio de la Universidad Carnegie Mellon, puntualiza que el costo de desplegar y actualizar tecnológicamente una red WiMAX para la ciudad de Pittsburgh sería de 5 millones 200,000 dólares para el año cero, 3 millones para el año 1 y 2 millones anuales del año dos al cinco.

A pesar de estas dificultades, la tendencia a desplegar redes WiMAX municipales es irreversible, ya que con las mismas, las autoridades de las ciudades buscan convertirlas en destinos atractivos para empresas de alta tecnología, propiciar el desarrollo de negocios intensivos en conocimiento y aumentar su competitividad internacional.

Fuente: El Economista, Fernando Butler Silva, Presidente del Colegio Nacional de Economistas