Didi, la multinacional de vehículos compartidos, recientemente obtuvo los permisos del Gobierno de Shanghái para probar vehículos autónomos en una zona destinada para ello y está en trámites de obtener los permisos para el lanzamiento de los robotaxis.
‘Nos falta todavía conseguir algunos permisos, pero calculamos que para finales de año todo estará listo’, explicó Bo Zhang, jefe de la Oficina Tecnológica (CTO) de DiDi, el día en el que se anunció su lanzamiento en la Conferencia Mundial de Inteligencia Artificial de Shanghái.
Didi realizo pruebas del sistema de conducción autónoma en un circuito cerrado y a bordo de uno de los 30 robotaxis que presumiblemente pronto recorrerán las calles en el distrito de Jiading.
Con el obligatorio conductor de seguridad sentado en el sitio del piloto sin tocar volante ni pedales, el usuario observa cómo el volante se mueve solo, y el coche acelera en rectas, reduce la velocidad en curvas o frena ante los obstáculos.
Tal y como explica Zhang, el futuro servicio de robotaxi será gratuito porque ‘el propósito del programa no es la comercialización, sino desarrollar nuestra tecnología, tener respuesta y opiniones reales de nuestros pasajeros para mejorar nuestra tecnología’.
El objetivo es obtener el oro de esta década, big data, datos que pueden ser utilizados para analizar cómo los coches se enfrentan a situaciones reales en la carretera y cómo los pasajeros interactúan con ellos. Los pasajeros serán los ‘conejillos de indias’ en pro del desarrollo de los autónomos.
Un riesgo que, en opinión de Zhang, lo vale, ya que en un futuro, cuando la conducción autónoma se expanda, el número de accidentes ‘se reducirá de manera exponencial’.
Aunque Didi todavía está pendiente de poder llevar pasajeros en sus robotaxis, hay otras compañías que ya lo han logrado.
Este es el caso del gigante tecnológico Baidu, que tiene ya una decena de taxis autónomos circulando por la ciudad de Changsha desde hace unas semanas, o de la compañía estadounidense Pony.ai.
La empresa Pony.ai presentó su proyecto ‘PonyPilot en diciembre de 2018 y se convirtió en la primera compañía en lanzar robotaxis en China, concretamente en la ciudad de Cantón, aunque posteriormente amplió a Pekín y a la ciudad estadounidense de Fremont.
‘La cobertura total de los entornos urbanos abiertos en diferentes sitios se acerca a los 300 kilómetros cuadrados, y solo en Cantón representa más de 100 kilómetros cuadrados. Llevamos a cabo la operación más grande de robotaxi en China por cobertura y número de viajes’ sin precisar más datos.
El plan de Didi es operar en Jiading, una zona de Shanghái donde en marzo de 2018 el Gobierno de la urbe creó una zona piloto para la prueba de vehículos sin conductor, junto a la Ciudad del Automóvil de la urbe, donde se encuentran las principales industrias del sector de la automoción.
Y es que los gobiernos locales tampoco han querido quedarse atrás en el desarrollo de los vehículos autónomos y han sido numerosas las urbes que han lanzado sus zonas especiales para la prueba de vehículos sin conductor, esto es, áreas abiertas al tráfico donde los fabricantes pueden probar sus vehículos y obtener así resultados reales.
En los últimos años, casi todas las grandes automotrices chinas y los gigantes tecnológicos han apostado fuertemente por la conducción autónoma, creando muchas veces sinergias entre sí de gobiernos y empresas privadas.
En opinión de Zhang, trabajar con los gobiernos locales es una de las prioridades de Didi, compañía presente en 100 ciudades del mundo con 30 millones de viajes diarios, ya que ‘la mejor manera de comercializar los vehículos autónomos son los robotaxis’.
‘Hay dos formas de comercializarlos y expandirlos en un futuro: la primera, vender autónomos a consumidores, y la segunda implementar esta tecnología en la red de vehículos compartidos. En mi opinión, la primera no es factible a corto plazo porque la generalización de los autónomos va a ser todavía muy lenta, hay todavía muchas limitaciones’.
Sin embargo, un autónomo dentro de una compañía de taxis se pondrá en marcha siempre y cuando exista la situación adecuada.
‘Cuando un usuario pide un taxi ya sabemos el destino y la ruta, por lo que podemos decidir si cumple los requisitos para ser cubierta por un vehículo autónomo’, concluye Zhang.