Samsung está buscando que su segundo dispositivo flexible sea más asequible y más delgado que el Galaxy Fold de este año.
Sin embargo, el lanzamiento del dispositivo sucesor puede depender de qué tan bien funcione el Fold después de su llegada al mercado, dijo una de las personas familiarizadas con el desarrollo del producto.
La firma surcoreana está colaborando con el diseñador estadounidense Thom Browne en su próximo teléfono plegable, tratando de atraer a una gama más amplia de consumidores, que incluye a aquellos más interesados en la moda y el lujo que en las especificaciones técnicas. Para los técnicos, contará con tecnologías de pantalla de vanguardia.
El nuevo teléfono plegable tendrá una cámara autofoto en la parte superior de la pantalla interna, al igual que el Samsung Galaxy y el Note 10 recientemente lanzado, según una persona familiarizada con el dispositivo. En el exterior, tendrá dos cámaras que miran hacia atrás cuando el teléfono está abierto o hacia delante cuando está cerrado.
Una ventaja clave que tendrá el plegable de 6.7 pulgadas del próximo año sobre el Fold, es que su forma cuando esté abierto será básicamente la de un teléfono inteligente, por lo que ejecutará aplicaciones de teléfonos Android en su estado nativo.
El Galaxy Fold se abre a un aspecto más cuadrado y una pantalla más grande, por lo que exige que las aplicaciones se personalicen o adapten para aprovechar al máximo sus dimensiones completas.
‘Siempre he sostenido la opinión de que los llamados plegables son actualmente una solución en busca de un problema. Pero sí creo que a largo plazo las pantallas flexibles serán un catalizador para un capítulo completamente nuevo en la diversidad de dispositivos’, dijo Ben Wood, analista de CCS Insight.
Sin expandirse a nuevos mercados o categorías de productos, las ventas de los teléfonos insignia de Samsung se han desplomado recientemente, y la compañía está apostando en plegables para ser su próximo gran motor de crecimiento.
La feroz competencia de Huawei ha erosionado el liderazgo de de Samsung como el mayor vendedor mundial de teléfonos, y amenazaba con superar a la surcoreana hasta que el choque comercial entre Estados Unidos y China lo desvió de su curso.