El 17 de junio de 1946, un conductor en San Luis, Misuri, abrió el tablero de su coche, sacó un auricular y realizó la primera llamada inalámbrica. 75 años después, el teléfono móvil es inherente a nuestras vidas, una extensión del brazo humano.
La evolución a lo largo de estas más de siete décadas de historia no ha sido siempre lineal, sino que la tecnología estuvo desaprovechada durante muchos años, y no fue hasta la década de los 90 cuando la telefonía móvil realmente tomó fuelle y su uso se empezó a generalizar, con la gran explosión en el cambio de siglo.
Para entonces ya habían pasado cincuenta años desde esa primera llamada dentro de aquel coche en San Luis, que se llevó a cabo con un aparatoso teléfono que pesaba 36 kilos y ocupaba toda la cajuela, además de consumir prácticamente toda la batería del vehículo.
Si el equipo tenía poco de ‘móvil’, la red inalámbrica que permitió la llamada también distaba mucho de las que conocemos actualmente: el espectro electromagnético asignado era tan pequeño que sólo permitía tres llamadas a la vez provenientes de una misma ciudad, y la suscripción al servicio costaba 15 dólares al mes, equivalentes a casi 200 dólares en la actualidad.
Así, durante décadas, los únicos clientes de este servicio fueron empresas que realmente se beneficiaban de poderse comunicar desde cualquier lugar, como compañías de transportes o medios de comunicación, pero para los particulares apenas tenía sentido contratar un producto tan costoso.
En los años setenta, la empresa estadounidense de telecomunicaciones Motorola diseñó el que fue bautizado como ‘teléfono zapato’, un dispositivo grande y que pesaba más de un kilo, pero que ya podía sujetarse con una sola mano y se empezaba a parecer mucho más a los móviles que ganaron popularidad en el cambio de siglo.
Pasado ya el año 2000, los celulares empezaron a adoptar también internet, dando así nacimiento a los teléfonos inteligentes de BlackBerry y Nokia, entre otros, hasta la llegada en 2007 del iPhone de Apple, que revolucionó para siempre el mercado y lo convirtió en el que conocemos a fecha de hoy.
Según las cifras más recientes compiladas por la empresa especializada Statista, el mercado de las telecomunicaciones ingresó en todo el mundo en 2019 más de un billón de euros, con el área de mayor crecimiento localizada en la región de Asia-Pacífico.
Tan común es a día de hoy en todo el mundo la telefonía móvil que la cifra global de suscripciones a servicios de telecomunicaciones (8,300 millones) es superior a la del total de la población (7,800 millones), un fenómeno que se explica porque una misma persona puede tener contratadas varias líneas telefónicas (una personal y otra para el trabajo, por ejemplo).
Si en países desarrollados como Estados Unidos y Europa occidental el gran boom de la telefonía móvil se dio hace unos diez años, en otras partes del mundo como África y el sudeste asiático las cifras de crecimiento se han disparado en el pasado lustro, en que por ejemplo países como Camerún, Kenia y Filipinas han experimentado aumentos anuales de dos cifras.
De entre todas las compañías de telefonía destacan, por su volumen de negocio, las estadounidenses, que copan el primero, segundo y cuarto puesto mundial con AT&T, Verizon y Comcast, respectivamente.
Sólo China Mobile logra colarse en el tercer lugar, y a partir de la quinta posición ya se diversifica más el origen nacional, con las japonesas NTT y Softbank, la alemana Deutsche Telekom, la china China Telecom, la española Telefónica -noveno puesto mundial- y la mexicana América Móvil -décima posición global-.
En los próximos años, la telefonía móvil está llamada a vivir una nueva época dorada con la penetración en el mercado de la red de altísima velocidad 5G, que algunos dispositivos ya incorporan y que, según los expertos en la industria, hará que el teléfono sea aún más inseparable del brazo humano.