La presión de Estados Unidos para prohibir TikTok marca una nueva fase en su enfoque de seguridad de datos que eventualmente podría impactar desde los vehículos eléctricos hasta la atención médica, remodelando las relaciones comerciales entre las dos economías más grandes del mundo.
La semana pasada, el presidente Joe Biden firmó legislación que prohíbe la propiedad de TikTok por parte de la matriz china ByteDance, medida destinada a evitar que Beijing acceda a la gran cantidad de datos recopilados por la aplicación, que cuenta con 170 millones de usuarios estadounidenses.
Esta ley toma una página del manual de estrategias de China al considerar el posible uso indebido de datos como una amenaza a la seguridad nacional.
Aunque China ha impuesto desde hace tiempo varias restricciones a las empresas estadounidenses, las autoridades han acogido a empresas que cumplen con sus reglas y aceptan almacenar datos localmente.
Tesla, de Elon Musk, es un excelente ejemplo, dado que se asociará con el gigante tecnológico Baidu con sede en Beijing, para funciones de mapeo y navegación, confiando datos solo a un selecto grupo de empresas chinas.
Ahora, Estados Unidos parece estar alejándose de una Internet abierta con flujos de datos sin restricciones y hacia una fragmentación selectiva basada en preocupaciones de seguridad nacional, según Caitlin Chin-Rothman, miembro del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
‘Si bien las preocupaciones sobre los flujos de datos confidenciales hacia China han estado creciendo desde hace tiempo, TikTok se ha convertido en el principal objetivo para que el Congreso intervenga en el ámbito de la seguridad de datos’, dijo Reva Goujon, directora de Rhodium Group.
‘La legislación sobre TikTok establece un precedente importante para restringir a las plataformas tecnológicas chinas que han penetrado con éxito en el mercado estadounidense’.