Lo primero que se requiere para un modelo de transición a la nube no depende del tamaño del empresa, sino la cantidad y calidad de datos que maneja y qué destino se va a dar a la tecnología para que resulte rentable.
Para empezar por el contexto, más del 80% de las grandes empresas utilizarán en el 2018 entornos de cloud híbrida, según un informe de la consultora IDC.
En la visión del entorno tecnológico,no existe un modelo dominante, los diferentes modelos incluyen esquemas en la nube de distintos proveedores e infraestructuras propias heredadas.
Lo que se observa es una mayor tendencia en favor de modelos flexibles como es el caso de la nube. De hecho, el presupuesto destinado a estos modelos tradicionales va pasar del 57% actual al 43% en los próximos dos años, mientras que el destinado a modelos en la nube sube del 43% actual al 57%.
Si bien se aprecia que cada vez más empresas están migrando a la nube, esto está ocurriendo lentamente debido a la incertidumbre que provoca la novedad de esta nueva tecnología, que de hecho implica un cambio de paradigma.
Sin embargo, los beneficios de esta tecnología son de gran relevancia, tales como la posibilidad de acceder desde cualquier momento, lugar y dispositivo a los procesos y además reducir de manera muy significativa los costos, ya que sólo se paga lo que se usa, eliminando así los gastos de mantenimiento y actualización de las instalaciones físicas.
Hacia una estrategia en la nube
El principal problema a enfrentar es la definición de qué servicios concretos se van a migrar. En la actualidad, prácticamente cualquier servicio de TI, sea para usuarios internos o externos, puede llevarse a la nube. Pero no en todos los casos es recomendable hacerlo de manera inmediata.
Los primeros pasos
Según comenta Faustino Jiménez, CEO de itconic, ‘no existe una solución o fórmula universal que sirva por igual a todas aquellas empresas que quieren migrar sus datos a la nube. Sencillamente porque cada caso es único. Un buen análisis de la situación actual de la compañía es vital’.
Ante este escenario, lo primero que hay que decidir es cuál es el destino de la tecnología que vamos usar, independiente del tamaño del empresa. En este sentido, cuando se estime que el uso va a ser bajo, lo recomendable es utilizar sólo productos basados en la nube, por ejemplo Office 365, Google Docs o WorkDocks, entre otros, ya que permiten mayor flexibilidad y mejor precio.
Por otra parte si se trata de empresas medianas o grandes que no consuman mucha tecnología, lo conveniente es recurrir además a plataformas basadas en la nube y sistemas de gestión online un poco más complejos, que complementen a los anteriores.
Por lo que toca a las empresas grandes que consuman un gran volumen de tecnología, lo conveniente es evaluar su estrategia para tomar las mejores decisiones en función de las necesidades específicas, antes de migrar directamente las aplicaciones.
Migrar progresivamente
Según opina Fernando Negro, consultor especializado en la nube, ‘los primeros pasos en la nube se pueden convertir en una experiencia desalentadora si no se hacen adecuadamente. Por ello, antes de llevar a cabo ninguna migración, es necesario planear una estrategia, tener claros los objetivos, definir cuál es el grado de criticidad informática e identificar qué apps se quieren mover a la nube’.
Fernando Negro agrega: ‘Es necesario recordar que existen tres grandes conjuntos de aplicaciones: las que no puedes migrar porque son de una tecnología anterior y no es seguro trasladarlas, y las que sí conviene hacerlo porque ofrecen un gran retorno pero requieren mucho trabajo. Por último, las que por sus características técnicas o por la estrategia de la compañía es necesario hacerlo. Un ejemplo de estas últimas lo tenemos en la mayoría de las que implican un almacenamiento masivo de información o altos niveles de procesamientos de datos, como es Big Data’.
De cualquier manera, y según este directivo, lo más conveniente es empezar en forma progresiva, realizando pruebas piloto, con migraciones parciales que tengan poco o ningún impacto en las operaciones cotidianas, en grupos reducidos de usuarios y en las aplicaciones más sillas.
‘Muchos grandes clientes comienzan a migrar a la nube por casos puntuales, por ejemplo desarrollar un proyecto de Big Data. En estos casos se realiza un estudio del retorno de inversión, una pequeña prueba y finalmente se procede a la migración. En el momento en que se comprueba que de esta forma ahorran tiempo y dinero, es cuando se puede decidir la construcción de una estrategia de migración masiva, añade Fernando Negro.
Qué tipo de nube es la más conveniente
Existen diversos modelos de nube: pública, privada o híbrida. La nube pública está disponible para el público en general y se gestiona por un tercero. Entre las más grandes de este modelo se encuentran Amazon Web Services, Microsoft Azure, SoftLayer o 1&1. Por otra parte, la nube privada se encuentra en una infraestructura bajo demanda, gestionada para un solo cliente.
Algunas diferencias notables entre ambas infraestructuras es que en la nube pública los recursos son flexibles y prácticamente ilimitados, mientras que en la privada depende únicamente de la organización y la inversión que se haya hecho, por lo que no suele ser conveniente para escalar grandes cantidades de datos.
Al contar con más servidores, la nube pública también resulta más confiable, ya que es improbable que sufra caídas. Por otro lado, los costos también son distintos, la nube pública no requiere inversión inicial y suele ser más económica, ya que los servicios son compartidos por muchos usuarios, en tanto que en la nube privada los costos se derivan de la capacidad y la ejecución de cada compañía.
Por lo que respecta a la tercera opción, es decir la nube híbrida, se recomienda cuando lo que se quiere es mantener una parte de los datos en un entorno privado, como por ejemplo los datos personales de los clientes y otra en un entorno público.
La nube híbrida es el primer paso lógico para toda gran organización hacia un modelo Cloud. Con la transición de entornos fácilmente migrables a la nube, las empresas ganan de manera inmediata en flexibilidad, productividad y ahorro de costos.
Este tipo de nube es útil además para aquellos casos en los que no se puede utilizar la pública, ya sea por razones de seguridad, porque los programas no estén preparados para correr en este tipo de red o bien porque lo impide la Ley de Protección de Datos, según opina Faustino Jiménez.
¿Y respecto a la seguridad?
Se estima que la seguridad es un tema prioritario cuando se aborda el tema de Cloud, ya que muchas empresas se sienten inseguras de que sus datos salgan de su propio entorno, según opina IDC en su último informe.
Sin embargo, también las empresas aprecian que los recursos dedicados a la seguridad por parte de sus proveedores son mayores de los que ellos pueden destinar internamente. Consecuentemente el 68% de las organizaciones considera que los proveedores de TI son más seguros que su propio departamento, también en opinión de IDC.
Sugún Josep Albors, Director de Educación Tecnológica Eset España, ‘lo más recomendable es averiguar si cifran los datos desde el origen y a partir de ahí los envían a Cloud, o si por el contrario los envían en texto plano y los cifran una vez migrados. También se recomienda que cuenten con algún tipo de certificación. Aunque no es infalible, por lo menos sabes que un tercero certificado ha tomado unas medidas de seguridad. Por último, también es conveniente comprobar cómo se produce el acceso a la nube. Si es con un usuario y contraseña, es insuficiente. Lo más recomendable es utilizar doble factor de autenticación o incluso triple, dependiendo de cuáles sean los datos’.
Con información de El País