El reloj inteligente se ve como el objeto del deseo al que todos aspiramos, no sólo por su capacidad de deducción, sino también por su versatilidad y comodidad, que se verán acrecentados por una nueva ola de apps útiles y fáciles de usar.
El valor que agregan las apps al reloj inteligente radica principalmente en los beneficios reales, inmediatos y cómodos que resuelven necesidades cotidianas provenientes del gran público.
Ante la enorme demanda por el reloj inteligente que conmociona los mercados, los desarrolladores de apps han tomado posiciones para leer al consumidor de distintos perfiles, detectar sus necesidades, aspiraciones y deseos, para que sean resueltos con sólo girar la muñeca de su mano.
Llegar primero en la oferta de apps es muy importante para inducir su utilización y sentar el precedente, sin embargo lo que trasciende son las propuestas que se consoliden como una necesidad real y cotidiana, que no exijan demasiada atención e interacción del usuario.
Es decir, que convierta la curiosidad, la moda y la seducción transitoria en satisfactores relevantes y consistentes; como lo son las búsquedas, el dictado, el ver contenidos y recordatorios sin acudir al celular, etc.; así como tener un control cada vez más amplio sobre nuestro entorno, por ejemplo los electrodomésticos; información sobre las condiciones de salud, etc.; e incluso facilidades como pedir un taxi, tener integrado SMS del móvil y contar con acceso a Facebook, Instagram y Twitter, etc.
Nos queda claro que, como siempre reiteramos, esto es sólo el principio de un cambio histórico, y las apps son un componente vital en la dinámica de evolución que implanta modelos a seguir y superar, conscientes de que en materia de apps no sólo hay que llegar primero… sino hay que saber llegar.