En un momento de transición hacia la llamada ‘nueva normalidad’ influenciada por el impacto del COVID-19, las compañías tienen la gran oportunidad de dirigir sus esfuerzos de transformación digital para desarrollar un esquema de ciberseguridad robusto y un entorno de trabajo flexible y eficiente.
Esta oportunidad se vuelve particularmente relevante para todas las organizaciones de América Latina y en particular para el sector público, en vista de que en México, el 39% de los empleados podrían trabajar de forma remota, comparado con el 45% en Colombia, según una encuesta elaborada en 2019 por Frost & Sullivan.
En opinión de Eduardo Rojas, CIO del Senado de la República Mexicana, las organizaciones en todo el mundo se vieron ‘empujadas de la noche a la mañana a un modelo de trabajo en línea y a una acelerada transformación digital, para la cual nadie estaba preparado’.
Entre los grandes retos que Rojas tuvo que enfrentar como líder fue la implementación de soluciones de video que dieran continuidad a las sesiones de trabajo, a través de herramientas que se adaptaran naturalmente a la función legislativa.
Una de sus principales preocupaciones tenía que ver con la ciberseguridad, ya que de cero sesiones formales en febrero crecieron a 1,500 sesiones de videoconferencias de trabajo.
‘Los responsables de la estrategia digital debemos administrar los servicios y dar continuidad, además de aumentar la percepción de la importancia de ciberseguridad’.
Según Rojas, más conexiones VPN significan más vulnerabilidad y más servicios expuestos al internet; el cambio se hizo de manera acelerada y ello significa aceptar el riesgo que conlleva estar más expuestos a exploits y ataques oportunistas.
‘Tuvimos que acomodar el nuevo componente de ciberseguridad en todas las soluciones a distancia y ocuparnos del cuidado remoto, de las amenazas internas provocadas por usuarios no preparados y de la capacitación de los empleados’.
El directivo asegura que ahora las reuniones virtuales son ‘irreversibles’ a pesar de la normalidad, pues ahora están preparados para implementarlas desde el punto de vista tecnológico.
Además, está convencido de que algunos sistemas de seguridad, como la entrada a las oficinas mediante la huella dactilar, deberán ser reemplazados por otros sistemas como el reconocimiento facial, con el objetivo de minimizar riesgos epidemiológicos.
‘Me gusta pensar que las crisis se convierten en oportunidades; no debemos desaprovechar el impulso de la pandemia a la transformación digital, la tecnología es una solución para los problemas del COVID y no un problema más’.
‘Nunca regresaremos a la normalidad que había antes de la pandemia’, sentencia Rojas.
Por su parte, Mario de la Cruz, Director de Relaciones con Gobierno para Cisco América Latina, prevé un esquema híbrido de trabajo para el futuro en el que se necesita un ecosistema pleno que genere confianza.
Y considera que el COVID-19 ha dejado importantes lecciones, entre ellas, que las organizaciones más digitalizadas son las que mejor han resistido a los efectos de la pandemia, además de que ‘es momento de impulsar políticas públicas y regulaciones que faciliten el teletrabajo y la telemedicina‘.
Mauricio Moreno, Director de Desarrollo de Negocio para Sector Público Cisco México, considera que el virus ha generado una ‘crisis traumática’, incluso de mayores proporciones que la Segunda Guerra Mundial y que ha afectado en todos los ámbitos.
‘Estamos rezagados en niveles de ciberseguridad. Como ejemplo, solo en el mes de abril, 75% de dominios relacionados con el COVID fueron catalogados como maliciosos, lo que provoca el aumento de ataques oportunistas que vulneran los sistemas.
Moreno piensa que la contingencia ha puesto en evidencia el grado de madurez digital y ha ampliado la superficie de riesgo de los ciberataques, además de que ha reivindicado el CIO como un rol estratégico ante la pandemia.
También, considera que los retos operacionales que el sector publico enfrenta en América Latina –y que deben ser atacados a mediano plazo–, contemplan factores como: la entrega segura y ubicua de aplicaciones, el balanceo de la infraestructura con la cobertura y evolución, y la capacidad de gasto de los gobiernos.
Además de crear una buena experiencia en servicios móviles, crear un entorno sano y confiable que responda a las necesidades organizacionales, dar capacitación a todos los usuarios y funcionarios públicos, y procurar la tecnología en general.
‘Este nuevo esquema híbrido debería ser adaptativo, descansar en una estrategia de estructuras empresariales, con un respeto profundo por la transformación digital a partir de esta crisis. Esto deriva en una integración armónica de la ciberseguridad en todas las capas, datos, procesos, instituciones, y la capacitación de la gente con el fomento a las habilidades digitales’.
Finalmente, Moreno piensa que las principales tareas de las organizaciones ante la pandemia son: reivindicar el rol de la tecnología y de la transformación digital como el mejor agente para la normalidad, así como reivindicar el rol del CIO como responsable de la innovación.
‘Es una invaluable oportunidad de salir fortalecidos ante la crisis; que sea un catalizador para que los gobiernos sean más eficientes, eficaces, transparentes e incluyentes a través de la tecnología’.