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Coronavirus evidencia la brecha laboral en Silicon Valley

La gran mayoría de los trabajadores en Silicon Valley se emplean en otros sectores no tecnológicos que requieren su presencia física, por lo que el trabajo remoto no es una opción

Silicon Valley
Silicon Valley

El confinamiento al que ha obligado la pandemia del coronavirus evidencia aún más la brecha laboral que experimentan los trabajadores de Silicon Valley, California, considerada ‘la meca’ de la tecnología.

Mientras que para los empleados de la industria tecnológica –alrededor de un 20% del total– fue una jornada de hoy fue casi normal e incluso apetecible, los trabajadores presenciales la pasaron angustiados y preocupados de cara al futuro.

‘Es muy agradable no tener que trasladarme al trabajo, eso es un aspecto muy positivo’, explica Brice Tuttle, quien trabaja para una conocida firma californiana.

La orden de confinamiento emitida el lunes por seis condados del área de la bahía de San Francisco (que en su conjunto incluyen la totalidad de Silicon Valley) no ha variado la rutina de Tuttle, que ya llevaba dos semanas y media trabajando desde casa, igual que la mayoría de sus colegas.

‘Empezó como algo voluntario, luego se convirtió en una recomendación fuerte y hace dos semanas pasó a ser obligatorio’, dice Tuttle, y agradece que en su empresa tengan una buena infraestructura que facilita el trabajo remoto.

Otras grandes compañías del sector ya han implementado también el llamado ‘home office’, como es el caso de Twitter, la primera que pidió a sus empleados trabajar desde casa el 2 de marzo a raíz del brote de coronavirus.

A pesar de ser conocida como el semillero de las compañías tecnológicas en Estados Unidos, la gran mayoría de los trabajadores en Silicon Valley se emplean en otros sectores, que en muchos casos requieren su presencia física, por lo que no pueden permitirse seguir trabajando de forma remota.

‘Estoy un poco asustada, la verdad. Ayer mi jefe me dijo que hoy no íbamos a abrir y que no sabe cuándo volveremos a la normalidad’, relata Angie Fernández, de 25 años y que trabaja sirviendo pastas y cafés en una cafetería del barrio de Richmond en San Francisco.

Como a Fernández, el confinamiento ha dejado en un estado de incertidumbre absoluta a camareros, cocineros, dependientes de tiendas, conductores y un sinfín de otros empleos que ya de por sí se hallan en una gran desventaja salarial y de condiciones respecto al patrón oro de Silicon Valley: la tecnología.

La brecha se acrecienta todavía más cuando se tienen en cuenta las medidas que las grandes tecnológicas están tomando con sus empleados para mitigar los posibles efectos económicos negativos de la situación, como por ejemplo el anuncio de Facebook de este martes de compensarles a todos con 1,000 dólares extra en su próxima nómina.

El contraste con la situación de Fernández no podría ser mayor, ya que ella no solo no recibirá un bono de ningún tipo, sino que es posible que la cafetería que la emplea tenga dificultades para mantenerle el sueldo si la situación se alarga por más de las tres semanas actualmente previstas.