Desde 2013, la banca por Internet ha tenido un crecimiento exponencial en la mayoría de los países de América Latina, entre los que destaca Perú, con un crecimiento en número de operaciones del 79% .
En el extremo opuesto se ubica México, con un aumento más moderado, del 6.7%.
Brasil muestra un crecimiento de 18.4%, seguido por Colombia (15.8%) y Chile (13.1%). En valor de operaciones, Perú se sitúa de nuevo en cabeza con un aumento del 122% en este canal, mientras que en México retroceden sensiblemente, un -2.6%.
Las cifras anteriores se desprenden del Informe Tecnocom: Tendencias en Medios de Pago 2016. El Estudio, realizado por Tecnocom en colaboración con AFI, señala que la banca online y móvil siguió ganando cuota en 2016 respecto a la banca presencial y aumentó su relevancia como canal transaccional para operaciones de pago.
El Informe justifica este crecimiento, fundamentalmente, en el aumento del uso de dispositivos móviles como canal de acceso e inicio de las transacciones y en la mayor oferta de servicios por parte de las entidades financieras y proveedores de servicios de pago.
Las transferencias electrónicas, el pago de servicios, el pago con tarjetas y la consulta de saldos y movimientos en cuenta son los principales servicios disponibles a través de la banca por Internet y de la banca móvil, si bien, la continua innovación por parte de las entidades financieras ha ampliado este espectro de productos y servicios bancarios digitales.
México registra un creciente número de usuarios de Internet y Banxico tenía 27.8 millones de usuarios de banca por Internet al cierre de 2015, que representan el 21.7% de la población del país.
Pagos móviles
La penetración del pago móvil en América Latina es desigual en función del país, según el Estudio, con un predominio de la modalidad prepago / dinero electrónico o con transaccionalidad limitada (casos Brasil, Perú, Dominicana, México), y con una creciente oferta de wallets bancarios (Brasil, Colombia, México y a cierta distancia, Chile) para segmentos socioeconómicos más elevados.
En la región han sido habituales las alianzas con operadores, sobre todo en mercados de Centroamérica, Bolivia y Paraguay, de menores ingresos y desarrollo bancario.