La tecnología de banda magnética ha sido empleada por Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial, en tanto que las tarjetas con chip han sido adoptadas en Canadá, el Reino Unido y gran parte de Europa, gracias a su eficiencia y seguridad.
En la tecnología de chip, el código de seguridad es diferente para cada transacción y hay 18 trillones de combinaciones de código posible, lo cual la hace más segura que la banda magnética.
El chip EMV (Europay, MasterCard y Visa) almacena datos financieros del titular de la tarjeta y utiliza un código de seguridad sólo una vez para cada transacción, con lo cual resulta eficaz en la lucha contra el fraude por falsificación, que representa alrededor de dos tercios de los fraudes perpetrados en las tiendas.
En la migración hacia las tarjetas EMV, cuya fecha de inicio está fijada para el 1 de octubre por las redes de tarjetas de crédito, los comerciantes deben adaptarse a la nueva tecnología, ya que el fraude por falsificación será asumido por los comerciantes.
Esto es, si un comerciante desliza la banda magnética de una tarjeta de crédito o débito que tiene un chip EMV y es una transacción falsificada, el comerciante será el responsable.
Asimismo, si la terminal del comerciante en punto de venta tiene EMV, pero el banco emisor no ha emitido el crédito en esta tecnología, el responsable del fraude será el emisor.
Todo esto significa que las empresas pequeñas y medianas deben de invertir en nuevas terminales punto de venta con capacidades EMV, lo cual puede resultar costoso para muchos.
Visa ha lanzado ya una campaña para sensibilizar y ayudar a las empresas sobre la nueva tecnología, mediante giras y conferencias en cámaras de comercio.
El proceso será largo, pero se inicia el próximo mes de octubre.
Por último, EMV también tiene capacidades de NFC, que es la tecnología que emplean grandes sistemas de pago como Apple, Google y Samsung, con lo cual estas marcas serán favorecidas con un aumento en el uso de sus sistemas.