Sony experimentó una disminución del 10% en su beneficio entre abril y diciembre, alcanzando los 4,845 millones de euros.
Esta caída se atribuye principalmente al bajo rendimiento en su división de sensores.
A pesar de un aumento del 20% en la facturación, que llegó a los 59,130 millones de euros durante este período, el beneficio bruto de explotación (ebitda) cayó un 5%, situándose en 8,910 millones de euros, y el beneficio operativo se contrajo un 15%, alcanzando los 6,070 millones de euros.
El sector de sensores de imagen fue el más afectado, con una disminución del 8.8% en el beneficio operativo y una caída del 3% en las ventas.
La compañía también sufrió por el desempeño deficiente de su negocio de seguros de vida, que experimentó un declive después de un auge durante la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, hubo aspectos positivos, como el sólido desempeño del segmento de videojuegos, que representa el 30% de las ventas totales de la empresa, y su división de música.
Las ventas de juegos para la consola PlayStation 5 y los servicios de streaming de Sony Music experimentaron un fuerte crecimiento, impulsados por tipos de cambio favorables.
A pesar de estos resultados, la compañía anunció la escisión de su negocio financiero para 2025 y revisó al alza sus previsiones para el ejercicio completo.
Se espera un aumento del 5% interanual en el beneficio neto, alcanzando los 5,700 millones de euros, aunque se prevé una ligera disminución del ebitda y una reducción del 1% en la facturación anual.
