El Model Y de Tesla puede demostrar que los vehículos eléctricos y la energía renovable son capaces de contribuir decisivamente a resolver el problema del calentamiento global.
Este auto confirma que los subsidios para dar impulso a la adopción de vehículos eléctricos es importante, incluso para la administración Trump.
Lo que hará el nuevo auto es demostrarnos porqué todavía se necesita el subsidio para impulsar la adopción de vehículos eléctricos y energía renovable por unos años más; lo primero es acerca de cuál es el origen del carbono que nos amenaza; y lo segundo es aprender solo un poco sobre el costo de los autos eléctricos y qué tan rápido se volverán tan baratos como los autos tradicionales y los SUV, cuando los subsidios se vuelvan obsoletos.
Alrededor de dos tercios del carbono emitido en Estados Unidos proviene de dos fuentes: el transporte (en su mayoría vehículos de pasajeros) y las plantas de electricidad.
La ciencia es más sencilla de lo que puede parecer: según el Panel Intergubernamental Sobre el Cambio Climático, el mundo puede mantener temperaturas medias a menos de 1.5 grados celsius por encima de los niveles del siglo XIX, reduciendo las emisiones de carbono en un 45% para 2020 y prácticamente eliminándolas en el 2050.
En otras palabras, incluso si no se hiciera nada más, reducir el carbono en un 75% en los servicios públicos y el transporte, significaría que tendremos tiempo para resolver los problemas técnicos más difíciles antes de que las cosas se pongan complicadas y los espacios costeros estén en peligro.
Las empresas de servicios públicos ya han reducido la producción de carbono en un 28% desde 2005, que van de servicios progresivos de larga data como Xcel Energy a conversiones más nuevas de carbón como Southern Co. que dicen que pueden ofrecer reducciones de 80% a 100% para 2050. Xcel dice que puede llegar al 80% para 2030.
La mayor parte de esto proviene del abandono del carbón, primero debido al gas natural barato, y en segundo lugar, gracias a los subsidios fiscales que fomentan la energía eólica y solar.
Se prevé que los subsidios para ambas formas de reducción de carbono desaparezcan pronto.
En el caso de los automóviles eléctricos, el crédito fiscal de Tesla es de 7,500 dólares. Para los compradores ya se ha reducido a la mitad, y es probable que desaparezca para fines de año.
Aparte, el presidente Trump piensa que la energía eólica mata a las aves, es demasiado ruidosa y no funciona cuando el viento no circula. El mandatario quiere recortar los fondos de investigación y desarrollo en el departamento de energía en dos tercios y aplicó aranceles del 25% en paneles solares importados.
Es sorprendente ver semejante ignorancia en un hombre para el que la industria del carbón, que cuenta con 10,000 mineros, es un talismán cultural. Y el lunes pasado, como era de esperarse, Trump propuso matar el crédito fiscal para vehículos eléctricos, que cuesta 400 millones de dólares al año, el cual costaría más si se extendiera, a medida que más vehículos eléctricos llegaran al mercado.