La startup israelí Airobotics, como muchas compañías, propone usar pequeños drones en funciones de seguridad y vigilancia.
El problema es que esto implica frecuentemente la necesidad de contratar personal que proporcione el servicio, o bien comprar y operar sus propias naves voladoras, lo cual implica gastos y esfuerzo adicionales.
Ante esto, Airobotics es una de las primeras fabricantes que propone un servicio casi completamente automatizado. El producto es una especie de contenedor, que a la orden de un operador, se abre y lanza un cuadracóptero de 1.8 m de envergadura al aire.
La ventaja de esta nave es que es un robot completamente autónomo. Vuela en forma continua en torno a la zona que se le haya asignado, y sólo avisa al supervisor humano cuando sus cámaras detectan que hay algo que no marcha bien.
Cuando las baterías empiezan a agotarse, este dron demuestra ser un auténtico robot: regresa a la base, donde un brazo del contenedor automatizado se encarga de sustituir sus baterías agotadas por otras nuevas.
Airobotics se ha presentado públicamente esta semana, mostrando algunos de sus productos y a juzgar por su clientela, y por la confianza que ha despertado entre los inversionistas, tiene futuro en el mercado.
Con información de El Economista.es